Historias de la realidad o la realidad de las historias

domingo, 23 de abril de 2017

China en perspectiva


China ha sorprendido al mundo por su extraordinario crecimiento económico  de 10% en promedio anual y por su exitosa modernización y ningún experto – chino o extranjero - duda de que continuará un camino de expansión en los próximos 30 años, hasta convertirse en un país súper rico y por qué no en una potencia hegemónica.  Se estima que la economía China duplicará a la de Estados Unidos en este lapso de tiempo y su ingreso per cápita también será al menos equivalente.

Este éxito económico sin precedentes lo ha obtenido: resistiendo la tendencia neoliberal de privatizar la infraestructura básica, evitando que la planificación económica y social sea controlada  por el sector financiero, promoviendo un sistema industrial mixto público/privado y logrando que las  inversiones inmobiliarias se destinen principalmente a la acumulación de capital y no ha ganancias financieras especulativas.

También parece haber consenso entre los expertos en que este país debe realizar su propio experimento político y de que el proceso de democratización con características chinas tampoco debe inclinarse a las demandas de Occidente.

Esta perspectiva se desarrolla  mientras gran parte del resto del mundo está sumido en el estancamiento por cuenta de los excesos de la globalización neoliberal. Tanto en Norteamérica como en la Eurozona, gran parte de las ganancias corporativas se van en el pago de toda suerte de deudas y no en nuevas inversiones de capital. En tanto China ha permanecido inmune a los avatares del sobreendeudamiento y ha logrado construir una de las más modernas infraestructuras del mundo y el más rápido crecimiento en los estándares de vida, mientras posee las reservas más grandes mundiales y se convierte en el principal prestamista de Estados Unidos.  

El reto para China es resistir la tendencia Occidental hacia globalización neoliberal.  La independencia frente a  las instituciones del  Consenso de Washington como el Banco Mundial,  el FMI y la OMC requieren, no obstante, de  la creación de unas instituciones alternativas que promuevan un sistema  financiero, comercial y diplomático  multipolar mundial, argumenta Michael Hudson.  Argumento que es desarrollado por varios académicos principalmente chinos en el libro China in the Next 30 Years, del cual también es autor. La obra plantea como el Consenso de Pekín, representa  un modelo alternativo de desarrollo, que a su vez contiene muchos “modelos chinos”. 

La era de 1945-2010 ha llegado a su límite y el mundo se está dividiendo en dos bloques: uno centrado en el dólar que padece el peso de la crisis de la deuda y otro centrado en China, sus vecinos asiáticos, Rusia, Brazil y Turquía,  al cual se unen productores de petróleo desde Irán a Venezuela.  El futuro dependerá de cómo el viejo orden se desintegra y el desarrollo de China dependerá no solo de sus políticas internas también de los eventos y la diplomacia en el resto del mundo. Estados Unidos no se encuentra más en la posición de dictar políticas o normas unilaterales que le beneficien exclusivamente.

Tanto China como el mundo occidental tienen el gran reto de subordinar la dinámica financiera actual para que sirva a la sociedad y no al contrario como ocurre en Occidente,  donde los sectores  financiero, de los seguros e inmobiliario han subordinado y desplazado al sector real de la economía de consumo y producción. China tiene que resistir este proceso de financiarización de su economía,  asegura Michael Hudson.

El reto político


Los retos que enfrenta China son económicos pero también políticos y vale la pena analizar un poco cómo el Partido Comunista Chino, PCC,  ha mantenido su legitimidad, en una buena medida, gracias a la capacidad que han demostrado tener sus líderes, de cambiar y adaptarse creativamente ante las diversas situaciones que han tenido que enfrentar desde el lanzamiento de la política de reforma y apertura económica en 1978, que pusieron un freno al impulso socialista, acabando  de un tajo con el sistema de comunas para volver a introducir el sistema de mercado. El gobierno chino ha logrado mantener su papel hegemónico en la dirección del país, dándole unidad, mientras que en otros países los partidos comunistas fueron expulsados del gobierno y los países se fragmentaron.

Deng Xiaoping utilizó muchas frases sencillas,  extraídas de los textos de los filósofos antiguos  chinos, con el fin de explicar los cambios de reforma política y apertura a la población.  Por ejemplo,  decía que “hay que cruzar el río tanteando las piedras”, para indicar que el camino sería un proceso abierto de aprendizaje por ensayo y error o “no importa que el gato sea gris o blanco, lo importante es que cace ratones”, para darle un toque pragmático a las reformas o “dejad que unos se hagan ricos primero”, para indicar que el camino  de acumulación capitalista y modernización tendría sus costos o “con características chinas” para hacer énfasis en que no estaban acogiendo los valores occidentales.

Pan Wei, Director del Centro Estudios Chinos y Globales de la Universidad de Pekín, asegura que sistema político chino tiene cuatro pilares:

1) Una democracia humanista que coloca al pueblo primero como razón fundamental de la existencia del gobierno, y,  contrario a la democracia occidental, que se caracteriza por la prevalencia de grupos de interés en constante conflicto. Varios académicos chinos argumentan que el PCC no representa a una sola clase o a unos intereses específicos, sino a todo el país.

2) El principio de la meritocracia que se practica en todos los niveles de gobierno para seleccionar a los funcionarios públicos.

3) El pilar de un grupo dirigente unificado, que controla los órganos centrales del poder del Estado. El PCC no se base en un poder parlamentario, ni representa intereses de un cierto grupo y considera que en China predominan los intereses sociales unificados y no de otra manera hubieran logrado unificar al pueblo chino en torno a la meta de la modernización. El poder visible del gobierno contrarresta el poder de la mano invisible del mercado.

4) El pilar de restringir el poder mediante la división del trabajo. En lugar de la separación de los poderes públicos y de un sistema de frenos y contrapesos característicos de Occidente, China utiliza la división del trabajo para restringir el poder y prevenir y corregir los errores del gobierno. 

Pero, ¿cuál es la relación entre democracia y modernización en una sociedad como la china?  Muchos creen que el gran avance económico se ha logrado a costa de sacrificar la democracia.   

El camarada Mao Zedong decía que la política siempre estaba al mando de la economía y Deng Xiaoping también entendió que sin la reforma política las reformas económicas de apertura no se consolidarían.  Por ello propuso emancipar la mente mediante la construcción de  un gobierno orientado hacia la gente, con reformas tales como el cambio de un partido político revolucionario a un partido de gobierno, la separación de las funciones de partido de las funciones de gobierno y la subordinación de las funciones del partido a un sistema legal.  

Una sociedad civil independiente empieza a surgir y a tomar parte del proceso de decisiones. Un estado de derecho empieza a prevalecer, y el gobierno ha establecido elecciones directas para participar en la designación de los funcionarios que van a dirigir la autogestión  en las aldeas y para que los cantones, condados y distritos urbanos puedan elegir sus representantes ante los congresos populares locales y comisiones locales de los Comités Permanentes de los Congresos Populares Provinciales, CPCPP.

Los Derechos Humanos son protegidos por la Constitución. El PCC aboga por cuatro tipos de democracia: elecciones democráticas, decisiones democráticas, gerencia democrática y supervisión democrática. Aboga también por una democracia deliberativa donde hay consultas multipartidistas y cooperación lideradas por el PCC.  Ideológicamente, conviven la ideología marxista con otras ideologías e incluido el confucianismo.  Los militares permanecen bajo control civil.

Si bien China no es una democracia abierta al estilo occidental, muchas de las reformas económicas más exitosas han salido de la experiencia local  y no de Pekín. La reforma económica se ensayó primero en las provincias costeras y luego se fue replicando en el resto del país.

Los diputados de la Asamblea Nacional Popular, ANP,  pueden, al mismo tiempo tener cargos en el gobierno y en el poder ejecutivo: no hay división de poderes al estilo occidental.   La  Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, CCPPC,  es la institución por excelencia donde se realiza la cooperación multipartidista y la consulta política en China. Con la revolución cultural fue cerrada pero en 1978 con la apertura fue reabierta. El CCPPC se reúne una vez al año para votar y presentar proyectos a la ANP para que sean estudiados en las reuniones del Comité Permanente durante el año en curso.

China ha aprendido de los modelos de otras naciones en su proceso de apertura y ha mantenido la habilidad de aprender haciendo y de ir adaptándose constantemente. La competencia y el debate son, según muchos académicos, lo que mejor caracteriza el desarrollo político chino. La forma en que las legislaturas locales han venido ejerciendo sus derechos constitucionales para ir cambiando las prácticas que todavía existen de control por parte del PCC, constituyen  verdaderos laboratorios de ejercicio político. Las ONGs, los medios de comunicación y los cuerpos legislativos vienen logrando una mayor incidencia en la supervisión y la  determinación  de las agendas gubernamentales y las leyes.

La cualidad del gobierno chino  de escuchar las opiniones de otros, es lo que ha permitido, en una buena medida, que el PCC se mantenga en el poder.  Los líderes máximos no son elegidos popularmente – el Presidente y el Primer Ministro son elegidos por una votación interna del PCC – de acuerdo con  méritos y trayectorias comprobados y la deliberación tiene lugar bajo un partido que domina, y el Estado juega un rol significativo en el desarrollo de las instituciones deliberativas. No obstante, la deliberación en cuanto a argumentos y razones es tomada  en cuenta en las decisiones para resolver los problemas colectivos. La polarización se evita porque la armonía social y el logro de consensos constituyen  un objetivo de la sociedad en su conjunto.

China se ha proyectado como un poder blando en el mundo. China quiere un ambiente externo pacífico para poder concentrase en su desarrollo interno, no obstante se opondrá a cual quier país o grupo de países que se opongan a su emergencia. China no permite, por ejemplo, las actividades de ONG que tengan, directa o veladamente, una agenda política encaminada a producir un cambio de régimen en China. Este país quiere trabajar dentro del marco del sistema internacional pero aspira que las mismas reglas se apliquen tanto a ella como a los demás países.  China es una potencia en ascenso. Muchos países se han beneficiado de ello, pero sigue siendo un país en desarrollo y ello lo dice su relativamente bajo ingreso per cápita.

Al lado del colosal crecimiento económico, China también padece una serie de problemas y dislocaciones sociales tales como el deterioro ambiental, la aparición de relaciones clientelistas entre empresas y gobierno –abriendo la puerta a la corrupción- creciente disparidad del ingreso, la utilización de tierras arables para el proceso urbanizador y de construcción de infraestructura, el despojo de tierras para proyectos inmobiliarios y de desarrollo etc., todo lo cual ha obligado al PCC ha tomar medidas para reforzar el soporte institucional, moral y cultural del desarrollo, que ha de servir de soporte al sistema de mercado. No obstante, ante la presente crisis de ingobernabilidad  que caracteriza a las democracias  hoy día, es recomendable prestar atención a la actitud del gobierno chino de aprender tanto de las culturas y sistemas políticos extranjeros como de sus propios errores, a fin de cuentas la evidencia y los hechos son el criterio último de la verdad.