Historias de la realidad o la realidad de las historias

domingo, 23 de enero de 2022

Movimientos identitarios: falta de imaginación, dice Caparros

 


Dice el cronista Martín Caparros que “Los movimientos identitarios son la imaginación de una época sin imaginación”, pues parten de lo que somos y no de lo que quisiéramos ser.  Sostiene que  los últimos 200 años se caracterizan por ser  la historia de la construcción de la diferencia para convencerte de que eres diferente al tipo de enfrente.  (Martín Caparros, podcast Paredro de octubre  de 2021 sobre su libro Ñamérica)

La pregunta clave  es:  ¿qué nos une?  ¿En qué radica un proyecto de  verdadero cambio hacia el futuro?

Dice Caparros que nos correspondió vivir una época sin proyecto de futuro. Pasa en todo el mundo pero más aquí en Ñamérica.   Hay épocas que lo tienen y otras que no y  los tiempos históricos son largos. En la actualidad, vemos el futuro no como una promesa sino como amenaza. 

Vivimos un período caracterizado por muchos estallidos sociales,  momentos de cólera  que no construyen. Hay mucho descontento y mucha gente que sale a la calle a protestar pero no hay un proyecto de sociedad que haya cristalizado aún, no hay una idea que haya tomado fuerza suficiente como para abanderar a toda una sociedad.  También son tiempos de conflictos religiosos, nacionalistas  y étnicos muy divisivos.  

Es importante señalar que junto con los movimientos identitarios se desplegó el enfoque diferencial, el cual  se originó en parte en virtud de  la globalización neoliberal. La focalización de los subsidios y ayudas para  las poblaciones denominadas vulnerables, bajo argumentos de eficiencia, reemplazaron a las viejas políticas  públicas de cobertura nacional propias del Estado de Bienestar.  En adelante, con un enfoque de derechos  diferenciados se crearon instituciones, leyes, instancias de participación y  acciones afirmativas para satisfacer derechos identitarios y no de los ciudadanos en general: mujeres, jóvenes, infancia, ancianos, población LGBTI, indígenas, etc.  La no discriminación se volvió bandera política y  todo el mundo entró en el juego.  

Una de las limitaciones del enfoque diferencial es que lo acompaña un exceso de corrección política, paralizante en la medida en que dificulta que se hable de muchas cosas y en particular de los problemas estructurales y nacionales que debemos resolver tomen nuevamente relevancia. Cada cual está  en lo suyo  sin una visión de país o de futuro y esta miopía  también incluye  a los  políticos. Así los populismos de un signo o de otro abundan hoy día con sus falsas pequeñas promesas. 

Presenciamos  campañas electorales carentes de propuestas de fondo, se intenta satisfacer  un poco a cada grupo,  pero los políticos no se atreven a hablar de un nuevo modelo de sociedad, de  cambios en el modelo de desarrollo imperante, ni de un proyecto de futuro, ni siquiera la vieja izquierda, ahora acorralada en propuestas supuestamente no polarizantes, estigmatizada por los fracasos de los llamados gobiernos del socialismo del siglo XXI, entre otras cosas porque  la mejoría  en la calidad de vida que se dio entre el 2000 y el  2015 no  cobijó en especial a  los países con  gobiernos izquierdistas. 




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