¿Por qué Make America Great again? ¿Se encuentra Estados Unidos en declive, como lo sostiene el presidente Trump? ¿Es el fenómeno Trump una respuesta a una crisis de legitimidad y a los desastres sociales del neoliberalismo? ¿Es el proteccionismo una tendencia mundial? ¿Estamos transitando hacia una nuevo orden político o nueva era? Al gobernar mediante decretos ejecutivos, ¿está el Presidente Trump dando señales de fortaleza o más bien de debilidad?
Crisis del capitalismo y crisis de legitimidad del Estado
Es preciso tener en cuentan más los factores internos que los externos para poder entender lo que está sucediendo en Estados Unidos. Mao Tse Tung lo decía: “La causa fundamental del desarrollo de las cosas no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio interno.” Hay inestabilidad en Estados Unidos porque sus instituciones han perdido credibilidad ante la ciudadanía y las contradicciones se hacen más evidentes.
El académico mejicano, Dídimo Castillo Fernandez, en su artículo “¿Estados Unidos contra la globalización? La reinustrialización y relocalización del trabajo deslocalizado”, en Estados Unidos contra el Mundo, sostiene que lo que experimentamos no es el fracaso del modelo neoliberal, sino las consecuencias adversas -y hasta esperadas- de su desempeño. Los gobiernos alrededor del mundo enfrentan crisis de legitimidad de cara a las desigualdades sin precedentes y las penurias impuestas por la globalización neoliberal.
Vimos en la primera parte, que la extensión de los mercados de trabajo precarizados y de un empleo informal sin respaldo de las instituciones públicas, sólo a merced de la voluntad de los empresarios, es una de las consecuencias de la amplia difusión de la ideología neoliberal en nuestras sociedades.
El descontento por razones materiales se complementa con el resurgimiento en Estados Unidos de una cultura profundamente conservadora de viejo arraigo en los centros rurales y estados más pequeños, los más distantes del estado nacional, en los cuales el racismo, el nativismo, el rechazo a los migrantes, el amor por las armas y el desdén por la acción del Estado son mucho más visibles.
El neoliberalismo pretendió fundar un capitalismo weberiano, cuyo “espíritu” se liberaría de la ética protestante y su ética del trabajo. La codicia era su lema y el vacío religioso es la verdad última del neoliberalismo, de allí al nihilismo hay poco trecho, como lo sostine Emmanuel Todd en La Derrota de Occidente.
Back flash: el capitalismo en sus dos modalidades
Gary Gestler, director de Investigación de Cambridge, en su libro: Auge y Caída del Orden Neoliberal,sostiene que Estados Unidos ha tenido dos órdenes políticos en los últimos 100 años: el orden del New Deal, estado de bienestar 1930-70 y el orden neoliberal 1970 -2010. Estamos, al parecer, en la transición hacia otra cosa. Aunque las políticas neoliberales continúan dominando, el consenso en torno a ellas se vino a bajo desde 2008.
Orden político “Connota una constelación de ideologías, políticas que moldean la política estadounidense de modos que exceden los ciclos electorales de dos, cuatro y seis años”. “Un orden político debe tener la capacidad de modular las ideas nucleares de la vida política. Y debe ser capaz de hacerlo no solo para los partidarios más enardecidos de un partido político, sino para personas de todo el espectro político”. (…) La mera superviviencia de elementos de un orden no debería confundirse con la supervivencia de dicho orden.
El neoliberalismo es un credo -un conjunto de creencias- que premia el libre comercio y la libre circulación de capital, bienes y personas. Celebra la desregulación como un bien económico que deriva de evitar que los gobiernos interfieran en el funcionamiento de los mercados. Valora el cosmopolitismo como un logro cultural, producto de la apertura de fronteras y de la consiguiente mezcla voluntaria de grandes números de personas diversas. Ensalza la globalización como una opción ganadora universal que, por un lado, enriquece a Occidente y, por el otro, lleva un nivel de prosperidad sin precedentes al resto del planeta.
Gestler considera que la desintegración de la URSS entre 1989 y 1999, o el derrumbe del comunismo, como el antagonista principal del capitalismo en el mundo, como acontecimientos esenciales que posibilitaron el triunfo del neoliberalismo en Estados Unidos y en el mundo en su conjunto.
El comunismo también fue clave entre 1930 y 1960 para que Estados Unidos aplicara una política de contención militar sin precedentes. El miedo al comunismo hizo posible el compromiso de clase entre el capital y la mano de obra, subyacente al Orden del New Deal. La fuerza de los obreros de Estados Unidos fue mayor cuanto mayor fue la marea comunista. El desmantelamiento del Estado de bienestar y del movimiento obrero, por su parte, fue de la mano del colapso del comunismo.
Tanto el Partido Republicano como el Demócrata apoyaron el neoliberalismo e incluso lo hizo la llamada Nueva Izquierda, una constelación de movimientos de liberación radicales que emergió en la década de 1960. Esto se aprecia en la vehemencia de su revuelta contra lo que consideraba una organización y una burocratización excesivas de la sociedad estadounidense derivadas del New Deal, así como el deseo de multiplicar las posibilidades de la libertad personal.
Con la Gran Recesión 2008-09 el neoliberalismo hace crisis luego de una período de gran arrogancia, de guerras mal aconsejadas como las de Irak y Afganistán, y con la Pandemia se agrava aún más y crece la inflación. El rescate de los bancos por Obama que puso fin a la crisis, mientras cientos de miles de personas perdían sus casas y sus ahorrros sin recibir por ello ninguna compensación, junto a la caída del empleo y la ruina de numerosas comunidades en la base industrial del país, tenían que provocar la respuesta de todos los perjudicados en contra de un sistema que había permitido tan grandes desigualdades.
En efecto, Estados Unidos es un país con muchos recursos económicos pero, paradójicamente, ocupa el primer lugar en el índice de pobreza relativa de ingresos que utiliza la OCDE. Después de Chile, México y Turquía, Estados Unidos es el cuarto país con el mayor nivel de desigualdad de ingresos, según los datos publicados por la OCDE. El capitalismo global no tiene ningún uso directo para el excedente de humanidad. Pero indirectamente, mantiene bajos los salarios en todas partes y hace posibles nuevos sistemas de esclavitud en el siglo XXI.
Los blancos que se veían marginados crearon un Tea Party de derecha que no creía en un mundo sin fronteras, que defendía una política fiscal conservadora, y el originalisismo, la vuelta a los orígenes filosófico-constitucionales de Estados Unidos, donde Trump militó. Surgieron también los movimientos Occupy Wall Street y Black Lives Matter jalonados por las víctimas de la crisis inmobiliaria y la violencia policial. La combinación de los tres alimentó tanto el auge de Donald Trump como de Bernie Sanders. Fue cuando el orden neoliberal empezó a desintegrarse.
Donald Trump captó las incertidumbres provocadas por la globalización: su retórica añadió leña al fuego del resentimiento de esas zonas que llevaban décadas viendo como menguaban sus ingresos reales y su estatus social. Es claro que no puede revertir la globalización, lo que busca es reordenar los términos de esa globalización a favor de Estados Unidos, es decir redireccionarla y corregir el monumental déficit comercial estadounidense con China, Alemania, Japón, Méjico y Canadá. Sabe que Estados Unidos no puede recuperar el empleo industrial perdido con tan solo subir los aranceles.
El meollo de las crisis del capitalismo: Todos los órdenes sociales viven en un estado de perpetuo desarollo, transformación y, al final, desaparición. William I. Robinson afirma que el cambio hacia un Estado policial global, como lo cataloga él, tiene su origen estructural en la que quizás sea la contradicción fundamental por antonomasia del capitalismo, su talón de Aquiles: la sobreacumulación”. Ésta tiene a su vez una “tendencia intrínsica a que la tasa de beneficio decaiga, ya que, a medida que los capitalistas compiten entre sí y pugnan por controlar la mano de obra y reducir sus costes, aumentan la productividad mediante innovaciones organizativas y tecnológicas en el proceso de producción. Esto implica que cada vez se necesita menos mano de obra para producir más riqueza. No obstante, la mano de obra es la fuente de toda la plusvalía; es decir, de los beneficios. La sobreacumulación se refiere a que se acumulan unas cantidades ingentes de capital que, sin embargo, no pueden reinvertirse de forma rentable y quedan estancadas. (…) Dada la polarización extrema de los ingresos y la riqueza, el mercado global no puede absorber la producción de la economía global. Las corporaciones registraron beneficios record durante la segunda década del nuevo siglo, al tiempo que la inversión empresarial descendía”. (En Mano Dura. El Estado Policial Global, los Nuevos Fascismos y el Capitalismo del Siglo XXI).
Rivalidad con China: de la cooperación a la guerra comercial
Las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y China han pasado de una etapa de estrecha cooperación en materia de comercio e inversiones a una de muy clara de confrontación la cual sirve de justificación para las políticas proteccionistas del nuevo presidente de Estados Unidos. El crecimiento económico y tecnológico meteórico de China ha hecho que dichas relaciones ya no sean tan complementarias como hace unos años sino mucho más competitivas. Obama decía diplomáticamente, China no constituye ninguna amenaza para Estados Unidos, Trump considera a China su enemigo principal. No obstante, hasta ahora ha priorizado a sus vecinos. Vale resaltar que China, al contrario de Estados Unidos, -el país más imperialista del mundo-, no ha estado involucrada en una guerra directamente desde hace 40 años. Taiwan y el mar Rojo continúan siendo los temas más álgidos en la relación con Estados Unidos.
En términos de paridad del poder adquisitivo, China ya es la mayor economía mundial. Representa el mayor valor de producción industrial a nivel mundial (Banco Mundial, 2020). En términos absolutos, China es el mayor contribuyente al crecimiento económico mundial, el mayor exportador, el primer emisor y el segundo receptor de Inversión Extranjera Directa del mundo (Naciones Unidas, 2021), y la mayor nación comercial. China está a la vanguardia de muchas tecnologías incluidas las verdes. A este ritmo se calcula que China sustituirá a EE. UU. como mayor economía mundial en pocos años.
Populismo en las palabras, pero pocos logros en favor de los desposeídos en el primer gobierno de Trump
Trump es el único presidente que nunca registró un índice de aprobación del 50%, según Gallup. El índice final fue de 34%.
Pese a la retórica populista de Trump, su política económica consistió en una transferencia de recursos de las clases bajas - su audiencia fundamental- a los segmentos más ricos de la sociedad, en particular Wall Street. En realidad Trump dejó a Joe Biden una economía con prácticamente los mismos problemas que él había prometido solucionar. Favoreció a las firmas de alta tecnología, con el fin de relocalizar (reshoring) actividades automatizadas que utilizan mano de obra calificada. Suavizó las regulaciones al sector financiero de la Ley Dodd-Frank de 2010 sobre riesgo financiero. Favoreció a las criptomendas y el negacionismo climático para favorecer a la industria petrolera. Bajó los impuestos en 2018 lo que representó un importante recorte de la presión fiscal a las rentas más altas y al sector financiero. Hubo mayor desregulación de la economía especialmente en el medio ambiente. Manejó mal la pandemia, demoró la vacunación.
Fue consecuente desde su primer mandato con una política proteccionista: Elevó los aranceles al acero y la hierro; desencadenó una guerra comercial con China. Prohibió a las empresas estadounidenses utilizar equipos de Huawei y ZTE; Renegoció el TLCAN y el acuerdo con Corea del Sur. Se retiró del Acuerdo de Asociación Transpacífico, TPP. Colocó barreras arancelarias y no arancelarias a los productos provenientes de otras naciones. Triplicó las subvenciones directas al campo: de 11.500 millones de dólares en 2017 a 32.000 millones en 2020.
Cifras del Informe de Comercio y Desarrollo, Unctad 2024 sobre el creciente proteccionismo de los países desarrollados
Los países en desarrollo apuntan principalmente a promover y facilitar la inversión, mientras que los países desarrollados se inclinan por medidas más restrictivas y proteccionistas. En los países en desarrollo, el 86 por ciento de las medidas fueron favorables a los inversores. En los países desarrollados, el 57 por ciento de las medidas fueron menos favorables para los inversores. La mayoría de ellas se referían a restricciones para abordar preocupaciones de seguridad nacional.
Los flujos de IED hacia los países en desarrollo cayeron un 7 por ciento a 867 mil millones de dólares, debido principalmente a una disminución del 8 por ciento en los países en desarrollo de Asia, 3 por ciento en África y un 1 por ciento en América Latina y el Caribe.
Fin del outsourcing y vuelta al reshoring o relocalización. Hasta 2018, los proyectos manufactureros se dirigían predominantemente hacia las economías en desarrollo, siendo Asia Oriental y Sudoriental los destinos clave.
Desde 2019 se da un giro estratégico hacia la regionalización y el nearshoring y reshoring (Volver a localizar cerca o dentro de las fronteras), impulsado por la necesidad de mejorar la resiliencia de la cadena de suministro y reducir los riesgos geopolíticos. El denominado Reshoring Institute, ofrece a las empresas la mejor manera de regresar a Estados Unidos; lleva 300 clientes.
El informe de la Unctad advierte que el lento crecimiento, la alta deuda y la débil inversión y comercio están profundizando la brecha entre naciones industrializadas y en desarrollo.
Datos de fortalezas y debilidades de la economía estadounidense
Estados Unidos está en declive pero su influencia sobre la Unión Europea y en el Extremo Oriente crece. Esto es evidente en la guerra de Gaza y su expansión regional. En su actual estado de debilidad, Estados Unidos necesita sus capacidades industriales. Los chips electrónicos se fabrican en Taiwán, Corea y Japón. Lo que queda de actividad industrial está en Japón, Corea, Alemania y Europa del Este. El déficit comercial de Estados Unidos con la Unión Europea antes de la guerra de Ucrania era de 220.000 millones de dólares.
La fortaleza económica de Estados Unidos está en el liderazgo en las tecnologías de comunicación e informática de Silicon Valley y en el repunte de la producción de petróleo y gas. La ley de Ciencia y CHIPS de la Administración Biden, aprobada con apoyo bipartidista, impulsó la industria de semiconductores y la inversión.
Según Daniel Yergin en The New Map: Energy, Climate and the clash of nations, Estados Unidos ha sobrepasado a Rusia y Arabia Saudita, para convertirse en el primer productor mundial tanto de petróleo como de gas natural y es uno de los mayores exportadores de ambos.
Debilidades: El TLCAN afectó la producción agrícola. Estados Unidos tiene un déficit comercial que cubre con emisión de dólares. El déficit entre 2000 y 2022 ha aumentado 173%, deflactado es de 60%.
En Estados Unidos en 2018 la industria representaba 11.4% del PIB y 8,5% del empleo. Entre tanto el sector industrial contribuyó aproximadamente al 39,9% del PIB chino y empleó al 28% de la población en 2022 (Banco Mundial).
Producción de maquinaria según datos de Emmanuel Todd op.cit.: En 2018 China fabricó el 24.8% de la maquinaria global; Estados Unidos solo el 6,6%, el mundo germano parlante el 21.1%, Japón 15,6% y Italia 7.8%, Taiwan el 5,0%.
En 2020 el 23.4% de los estudiantes rusos estudió ingeniería frente al 7,2% de Estados Unidos. La productividad no crece desde hace cinco décadas, exceptuando el período entre 1995 a 2005. Estados Unidos importa trabajadores STEM (ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas). En 2019 el 23.1% eran trabajadores importados. Indios, chinos y mejicanos, principalmente.
Creciente armamentismo: las guerras y la represión son un gran negocio
Dice William I. Robinson, op.cit. que: “Las guerras contra el terrorismo y las drogas, las guerras no declaradas contra los inmigrantes, los refugiados y las pandillas (y los jóvenes pobres de piel oscura y clase trabajadora, más en general) y las guerras activas que hay por todo el mundo se corresponden con programas colosales para la acumulación global a través de la militarización y la represión “.
En el año 2023, según el más reciente informe del SIPRI (Instituto Internacional de Investigaciones de Paz de Estocolmo, (Revista Política Internacional julio-sept 2024), el gasto militar estadounidense fue un 2,3% más que en 2022 y un 9,9 % más que en 2014.
El gasto militar se ha multiplicado de manera exponencial en el tiempo y al ritmo de las guerras. La cifra de su presupuesto militar en 2023 supera casi cuatro veces la de hace 40 años. Sin embargo, la industria de defensa, que en la década de 1980 empleaba 3,2 millones de trabajadores ahora emplea 1,1 millones. Una reducción de dos tercios, según Emmanuel Todd.
Según Emmanuel Todd, Foreign Affairs con fuente el Pentágono, la industria militar estadounidense es insuficiente, incapaz de garantizar el suministro de proyectiles o de cualquier otra cosa a Ucrania. Occidente ha intento doblegar a Rusia con sanciones. El resto del mundo ha ayudado a Rusia a resistir. Trump ha emprendido conversaciones directamente con Putin para el logro de la paz, -una manera de admitir su triunfo- dejando de lado al presidente Zelensky y apartando a sus socios de la OTAN europeos.
Seguridad Nacional y relaciones internacionales
Para Trump el énfasis principal de la política exterior es la seguridad nacional. No a partir de un sistema internacional ordenado, sino que busca imponer unilateralmente sus posiciones, más allá de las conveniencias de sus aliados. Su objetivo no es la hegemonía sino la supremacía y hacer negocios. Con las nuevas directrices, el presidente Trump marca un distanciamiento del anterior y muy cacareado rol de Estados Unidos como promotor de la Democracia y sus valores en el extranjero en favor de una postura imperial y etnonacionalista y una agenda negativa con América Latina: fentanilo, drogas, invasión de migrantes, crimen organizado.
En su primer gobierno se retira de: El Acuerdo para la lucha del cambio climático de París, 2) El Acuerdo Nuclear con Irán, 3) Traslada de Tel Aviv a Jerusalén la Embajada de Estados Unidos. 4) Celebró el Brexit, 5) Atracción hacia la Rusia de Putín, 6) El muro con Méjico, 7) Cuestiona a la OTAN. 8) Se reitra de organismos de las Naciones Unidas como la UNESCO y el Consejo de Derechos Humanos.
En este mandato, Trump congeló y, aparentemente desmantelará, la asistencia internacional de USAID por 90 días y la supedita a sus prioridades de America First. Colombia es el primer receptor de asistencia de Estados Unidos en América Latina. Estas ayudas durante el Gobierno del presidente Petro sumaron 1.727 millones de dólares, el 8,5% del PIB, según La Silla Vacía, 30-01-2025. Se verán perjudicados el Punto º del acuerdo de la Habana sobre reforma rural integral; lo referido a biodisversidad y cambio climático y las políticas de género., entre otros rubros. Luego del incidente con el Presidente Gustavo Petro por la deportación de indocumentados colombianos, quien da papaya irresponsablemente al no utilizar la diplomacia y al pretender ocultar que Colombia es una neocolonia de Estados Unidos; quedan latentes riesgos económicos como una posible descertificación de Colombia por narcotráfico. El presidente sigue toreando a Donald Trump diciendo que no va recibir deportados esposados, entre otras cosas.
Perspectivas
La transformación del Gobierno Federal a la imagen y semejanza del presidente Trump, hará de su administración una bastante incompetente. Nomina a Kash Patel, un defensor público de la Florida, sin la experiencia procesal que el FBI exige, quien ha prometido perseguir a los supuestos enemigos del presidente. Nombra a Pete Hegseth, un amigo y comentarista de FOX News, como secretario de Defensa. Nombra a Elon Musk, quien donó más de un cuarto de millón de dólares a la campaña, en un supuesto Departamento de la Eficiencia para reducir y controlar la burocracia de Washington para luego bajar los impuestos o los más ricos. Trump ya tuvo que echar para atrás un decreto mediante el cual congelaba las subvenciones y ayudas federales para programas sociales, ya que fue demandado por ser abiertamente inconstitucional. Se presentarán contradicciones entre las distintas facciones de la clase capitalista transnacional de la coalición que lo llevó al poder -entre oligarquía tecnológica y los corporativistas- y con el Estado profundo o la burocracia del establecimiento que Trump pretende eliminar.
La deportación masiva de inmigrantes e indocumentados, desde el interior del país, principalmente de América Latina como política de shock and awe, “conmoción y pavor” y la utilización de los aranceles como “gran garrote” provocarán reacciones y respuestas de distintos calibres. Paulatinamente, además de las múltiples demandas, surgirá la oposición de los países y sectores sociales más afectados.
Se afianzará la restricción de derechos y libertades que, desde 2005 en adelante, se agudizan en el mundo, cuando florecen los gobiernos de extrema derecha, lo que provocará reacciones de una creciente oposición. Hasta ahora el presidente Trump tan solo ha abusado del poder presidencial emitiendo decretos ejecutivos, como “un monarca”, un signo de debilidad más que de poder. Sus decretos tiene un carácter temporal, mientras que la legislación es permanente. En el Congreso posiblemente no aprueben sus eventuales iniciativas, como augura Ezra Klein, en un artículo para el NYTimes del 2 de febrero, “Don´t believe him” .
¿Un nuevo régimen u orden político?
David Brooks, columnista republicano, en el NYTimes afirma: “Trump el anti-institucionalista está creando una monarquía electoral, un sistema en el cual todo el poder está personalizado y centrado en sus manos. Esta es una receta para que fluya la desinformación, la corrupción, la inestabilidad y la impotencia administrativa.” El internacionalista argentino, que vivió en Colombia, Juan Gabriel Tokatlian, habla de una “internacional reaccionaria”. También se le ha denominado “proteccionismo republicano”, Carmelo Mesa-Lago et al., en The Economist lo denomina “nuevo Imperialismo” y el expresidente Joe Biden, en su discurso de despedida, advirtió: “Se está conformando una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia”.
Bibliografía
- Emmanuel Todd. La Derrota de Occidente, 2024.
- Varios. Estados Unidos contra el Mundo: Trump y la nueva geopolítica.
- Silvia Núñez (editora) La Presidencia de Donald Trump Contingencia y Conflicto Universidad Nacional Autónoma de Méjico. Centro de Investigaciones sobre América del Norte, 2018.
- Gary Gerstle. Auge y Caída del Orden Neoliberal. La historia del Mundo en la era del libre mercado. 2023.
- Daniel Yergin. The New Map: Energy, Climate, and the Clash of Nations.2021.
- Informe de la UNCTAD 2024.
- Francisco Rodríguez Jiménez, Carmelo Mesa-Lago, Pablo Pardo. Trump. Breve historia de una presidencia singular, 2022.
- Byung-Chul Han. Infocracia. La digitalización y la crisis de la Democracia, 2022.
- Informe de Comercio y Desarrollo de la Unctad 2024.
- William I. Robinson. Mano Dura: El Estado Policial Global, los nuevos fascismos y el capitalismo del siglo XXI. Errata naturae, 2023.