Historias de la realidad o la realidad de las historias

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Recuperando el control. Estados y sistemas estatales después de la globalización. Wolfgang Streeck

 



El sociólogo Alemán  Wolfgang Streeck se asemeja a Karl Marx en su convicción de que el capitalismo presenta ciertas contradicciones internas que lo hacen insostenible sobre todo en  su forma neoliberal. En Recuperando el Control, aborda la posibilidad de revivir la democracia como una contrapeso tanto del capitalismo como del autoritarismo cuando la globalización neoliberal se está resquebrajando. Es una obra importante porque normalmente vemos la debacle pero no las posibles salidas democráticas y positivas a la crisis actual. Su análisis se centra principalmente en Europa tanto oriental como occidental,  una región ligada a muchas instituciones de la gobernanza global, bajo los auspicios de Estados Unidos y Occidente.

 

Streeck intenta rehabilitar el Estado nación como principal escenario de la política democrática bajo el capitalismo. No es una propuesta socialista. Su argumentación conecta temas como la crisis capitalista, la estructura de los Estados y sistemas de Estados, y la soberanía y las capacidades de gobernar de los Estados teniendo que escoger  entre centralización e integración  de regímenes políticos,  por un lado, y su descentralización y diferenciación, por otro. 

 

El autor se basa en ideas de dos clásicos:  Karl Polany - un reconocido economista político, austriaco del siglo XX cuya obra ha tenido una profunda influencia en los campos de la antropología económica, la economía política y la teoría social-,    y Edward Gibbon, - un historiador británico, del siglo XVIII considerado como el primer historiador moderno y uno de los más influyentes de todos los tiempos-.  

 

Según ambos, los Estados no existen aislados ni como tales, sino siempre junto con otros Estados; son miembros de sistemas estatales constituidos por las relaciones entre sus miembros —basadas en la ley o el poder, o normalmente en ambos— y por su número y estructuras internas, cuyo número depende de cómo se delimitan sus territorios.  Polany encuentra la noción según la cual la integración social de los mercados en la política democrática depende del grado de integración de los Estados en los que operan dichos mercados dentro de una estructura estatal internacional que respete la soberanía y que sea, en este sentido, pluralista en lugar de universalista. Gibbon, por su parte, se pregunta qué es más ventajoso para una región del mundo: ser gobernada por un único Estado grande o por una multitud de Estados más pequeños; se inclina por un mundo dividido en Estados pequeños, con muchos centros, en lugar de uno solo.

 

Streeck argumenta que si un poder centralizado es ineficaz, se puede adoptar una estructura estatal federal en la que las distintas comunidades que conforman el estado tengan derecho a un autogobierno subestatal o incluso cuasiestatal. En casos extremos, un estado grande que abarque  muchas comunidades difiere muy poco, si acaso, de un sistema estatal compuesto por un gran número de estados pequeños.

 

El ensayo tiene además mucha historia porque este importante debate se realiza  con ejemplos  en su contexto histórico desde el siglo XIX hasta la actualidad, con profundidad y detalle. El libro fue publicado en 2024 en inglés bajo el título de Taking Back Control? States and state Systems after Globalism. Wolfgang Streeck es director emérito del Instituto Max Planck para el Estudio de las Sociedades. 



 

Del Keynesianismo a la hiperglobalización 

 

Durante la segunda post guerra hubo una especie de coexistencia pacífica entre el capitalismo y la democracia, lo cual  hasta entonces se consideraba imposible. El arreglo no duró más de tres décadas. En los setentas  se empezó a desmoronar. La democracia entendida como una intervención en la economía igualitaria se desacreditó ante el avance de la globalización neoliberal. Es decir, la política del Nuevo Orden Mundial socavó el compromiso histórico entre capitalismo y democracia al poner en marcha una profunda transformación de las instituciones y prácticas democráticas, una transformación que eliminó los canales institucionales para las demandas locales de intervención política en la lógica general del desarrollo capitalista.

 

El Nuevo orden Mundial se entronizó tras el colapso del Comunismo en 1990. El objetivo de la revolución neoliberal  era sobreponerse  al estancamiento del capitalismo durante los años 1970 creada por las crecientes expectativas de una clase obrera empoderada por las políticas del pleno empleo. La caída de las ganancias se acompañó por la creciente inflación y crecientes demandas sobre los sistemas sociales. El resultado fue el desempleo. La transformación neoliberal del salario y el sistema social era de tipo liberal y no keynesiano. 

 

Las transformaciones de los 1990 dieron paso a la hiperglobalización que se puede entender como la abdicación o la expulsión (o ambas) de los estados nación como amos  de las economías domésticas y externas, en favor del libre juego de las fuerzas del mercado. 

 

Una consecuencia del globalismo neoliberal luego de 1990 fue la creación de la Unión Europea del tratado de Maastritch en 1992. La Unión Europea actual es un claro ejemplo del hiperglobalismo: un mercado común abrigando a los estados en lugar de los estados empotrando a los mercados. Un mando centralizado y despolitizado -burocrático-haciendo las reglas y haciéndolas cumplir. Libertad de movimiento internacional de la fuerza laboral, bienes  servicios y capitales. Una sola moneda. 

 

La Unión Europea puede considerarse el lugar del experimento histórico más avanzado hasta la fecha, que explora, en una escala menor continental, las perspectivas de la utopía globalista de una política mundial desnacionalizada, unificada, integrada y centralizad orden político mundial. 

 

En lugar de dar pie a una Europa unida, la historia de la unión Europea en su última fase neoliberal dio lugar a un tire y afloje entre las fuerzas de la centralización y la resistencia a la centralización. 

 

La crisis financiera de 2008 marcó el final del apogeo del neoliberalismo. Mucho se se prometió, muy poco se cumplió. Tres décadas  de centralización política y económica neoliberal y de unificación cambió las democracias occidentales en su esencia: la participación electoral decayó así como los partidos políticos centristas, los sindicatos perdieron sus miembros,  su estatus político y nuevos partidos de derecha  y otros populistas acabaron con el conservatismo de centro incluida la socialdemocracia tradicional. 

 

El estancamiento económico que sobrevino lo explica Streeck desde una perspectiva keynesiana. La creciente desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza, derivada del avance del neoliberalismo y la financiarización del capital, desempeña un papel fundamental. En otras palabras, sin sindicatos no hay poder adquisitivo de las masas; sin poder adquisitivo de las masas no hay inversión. La incapacidad de la unificación y centralización globalista de revitalizar la economía capitalista  encontró su expresión en una secuencia de crisis en las cuales cada respuesta que se ha intentado resulta en una nueva crisis. Las crisis del capitalismo no necesariamente vienen de dentro, también vienen de choques externos, a saber: el cambio climático; la expansión global de una enfermedad mortal; y el colapso, en los corazones capitalistas, del orden internacional posterior a 1990 en guerra, incluso potencialmente guerra nuclear.

 

Para cuando llegó la pandemia del Covid 19 y la guerra en Ucrania, no existía ni siquiera un vago consenso sobre cómo curar la enfermedad del estancamiento secular y la creciente  deuda pública, ni sobre quién podría ser el artífice de la solución: los Estados miembros, los bancos centrales o, quizás más bien, el G20, el G8, Estados Unidos o la Unión Europea.

 

La segunda raíz estructural de la tensión política en esta era de neoliberalismo en declive es el conflicto entre, por un lado, el intento de neutralización y liberalización a favor de la mercato-tecnocracia supranacional y, por otro lado, el contra movimiento desencadenado por el proceso, una defensa populista de la democracia como protección plebeya e igualitaria contra el desastre.

 

Se dio un punto muerto según el cual era imposible moverse ni hacia más globalización ni hacia más nacionalismo.  De acuerdo con Antonio Gramsci,  un interregno es una condición según la cual un viejo orden está muriendo pero uno nuevo no puede aún surgir. El interregno post neoliberal podría describirse como un  estancamiento temporal en una lucha de poder entre las élites de la coalición neoliberal, que buscaban avanzar hacia una economía mundial uniformemente gobernada en una entidad política globalmente unificada, y las fuerzas que esperaban romper ese estancamiento desde abajo: los nuevos populistas, separatistas, nacionalistas, etc., que buscaban el control sobre sus vidas presentes y futuras. Surgieron nuevos movimientos desde Trump hasta Sanders, los chalecos amarillos hasta la Francia Insumisa en Francia, desde Syriza hasta  la Alternativa para Alemania AFD etc. 

 

Para colmo de males, segmentos  considerables de la vieja izquierda, habiendo renunciado al ideal socialista de una sociedad sin clases, se volcaron hacia un ideal liberal, más bien neoliberal, un ideal anti totalitario de una sociedad sin Estado y sin fronteras,  y en consecuencia sin capacidad regulatoria, sin capacidad de imponerles impuestos u obligaciones sobre ellos. 

 

Quienes abandonaron la democracia descentralizada  en favor de un capitalismo centralizado globalmente pueden observar hoy, con sorpresa, como el mercado global y su sistema sin Estado han sido quebrados no por fuerzas pro democráticas sino por empresas capitalistas con mentalidad de lucro que buscan reducir el riesgo de las cadenas de suministro no reguladas, y luego, aún con mayor contundencia, por parte de los planificadores militares en pos de la seguridad nacional.

 

Después de la guerra de Ucrania

 

La guerra de Ucrania puso fin a los sueños de una soberanía igualitaria, de un sistema basado en un Estado cooperativo. También fue un golpe al sueño francés de convertir el imperio liberal de la Unión Europea en un tercer poder global estratégico capaz de rivalizar tanto con China como con Estados Unidos en declive. 

 

El ascenso de la OTAN como fuerza dominante en el sistema estatal de Europa Occidental implicó el declive de la Unión Europea hasta convertirse en un mero auxiliar civil de la OTAN, supeditado a los objetivos estratégicos estadounidenses, y no exclusivamente en Europa. Desde la década de 1990, Estados Unidos había concebido a la UE como una especie de campo de entrenamiento para los futuros miembros de la OTAN, especialmente aquellos vecinos de Rusia.

 

El megaestatismo y sus limitaciones

 

Streeck plantea ocho tesis sobre los límites de la globalización neoliberal, que señalan principalmente como el neoliberalismo y la globalización no pueden prescindir por completo del Estado y su autoridad. El neoliberalismo megaestatal puede adoptar muchas formas. La abolición del Estado en favor de una tecnocracia o del dominio del mercado —el establecimiento de un Estado global no estatal, por así decirlo— nunca fue una posibilidad real.

 

Streeck analiza  los límites  a la disolución neoliberal de fronteras y, por consiguiente, a cualquier avance decisivo en la cima, para superar el estancamiento entre globalización y democracia, con referencia a dos fenómenos: primero, el estancamiento en la segunda etapa de la globalización, la llamada hiperglobalización; y segundo, el punto muerto de la integración europea, concebida como la disolución de los Estados nación europeos dentro de un super estado neoliberal.

 

La magnitud del riesgo que representan los sistemas  globalizados para las sociedades humanas quedó demostrada por la crisis financiera de 2008, cuando el impacto a largo plazo de la financiarización del mercado inmobiliario en Estados Unidos —un sustituto de las políticas sociales gubernamentales y del alivio de la pobreza— se transmitió globalmente a través de los mercados de crédito establecidos por la industria financiera.

 

El pequeño estatismo y sus posibilidades 

 

Las políticas económicas de pequeños Estados con soberanía monetaria y economías prósperas, como Dinamarca, Suecia y Suiza, están despertando un renovado interés. En la geopolítica global, el fracaso del imperio estadounidense, con su intervencionismo en favor de la economía de mercado y los derechos humanos, junto con el ascenso de China —un país que tradicionalmente ha aspirado a la dominación mundial—, puede haber abierto el camino a un orden global genuinamente liberal, con mayor autonomía nacional y una construcción nacional desde abajo, en lugar de desde fuera y desde arriba.

 

Ya en la década de 2000, la desglobalización dejó de ser un tema nicho utópico. La multipolaridad, en forma de subdivisiones regionales coexistentes y estructuradas de manera diferente dentro del sistema mundial, es una perspectiva de futuro que también puede derivarse de una comparación entre la desglobalización de la década de 1930 tras la Gran Depresión y la desglobalización actual posterior a la crisis financiera de 2008. A raíz del Covid se da una tendencia hacia el acortamiento de las cadenas internacionales de suministro y valor —o acumulación de capital— que surgió en el apogeo de la globalización. Las interrupciones reales o inminentes en los flujos mundiales de materias primas, especialmente de ciertos insumos, pusieron de manifiesto la vulnerabilidad económica y social causada por la interdependencia global.

 

El Estado de Keynes-Polany: nacional, soberano y democrático

 

En este aparte Streeck esboza las posibles respuestas de los pequeños Estados nación soberanos y democráticos a la crisis del capitalismo neoliberal hiperglobalizado.

 

El objetivo, dice,  es recuperar la capacidad de acción colectiva mediante la reducción del tamaño de las comunidades políticas, en un repliegue de un contexto global o continental ingobernable a uno gobernable. En tres campos hay que hacer avances o avanzar: 

  1. Sería necesario retomar y fortalecer la tendencia mundial antes   mencionada hacia el acortamiento de las cadenas de suministro y el     retorno territorial de los sistemas de producción que se han expandido       recientemente a nivel mundial.
  2. Un Estado nación democrático restaurado según el modelo keynesiano-polánico podría, y debería, comprometerse abiertamente con el patriotismo económico, e incluso con el proteccionismo.
  3. Un retroceso respecto a la hiperglobalización implica un cambio de política económica hacia el crecimiento interno: producción nacional para consumidores nacionales:
  4. Un Estado nación democrático debe dedicarse a lo que se ha denominado la infraestructura de la vida cotidiana. Se trata de bienes colectivos como el transporte público, la atención sanitaria, la seguridad pública y la proximidad a escuelas y universidades:
  5. Un Estado pequeño, pero no demasiado pequeño, debe intentar crear su propio capital no capitalista o menos capitalista, eludiendo el capitalismo global o actuando al margen de su control.

 

Esta podría ser parte de una agenda revolucionaria  de nueva democracia. 

 

Particularismo democrático y bienes colectivos globales

 

Streeck argumenta también en este punto que hay poco que decir a favor de resolver problemas mediante la ampliación a través de un sistema de grandes Estados, la gobernanza global y los imperios globales, y mucho que decir a favor de la premisa de que un sistema estatal dividido en una multiplicidad de pequeños países independientes, democráticos y soberanos del tipo Keynes-Polany. Aquí la democracia depende de la restauración soberanía:  en un sistema descentralizado y disperso, organizado como una confederación cooperativa. El Estado nación es la única formación social capaz de democratizarse. 

 

El declive de Estados Unidos y el auge de China repercuten el el surgimiento de un mundo bi-polar o multipolar, estamos entonces en un momento Polany, si lo hubiera, que abre nuevas posibilidades.  

 

Hay muy diversas formas de nacionalismo como de internacionalismo. Un nacionalismo democrático dirigido directamente contra la dominación imperialista no es lo mismo que  un nacionalismo que busca su realización en la dominación de otras naciones. 

 

Recomienda tres autores  o formas para construir un orden internacional centrado en el Estado nación: 

 

1.         Dani Rodrik (Economista de origen turco y profesor de Harvard) hizo una             propuesta   de libro de reglas internacional en 2011 y luego en 2018 con 7             principios orientadores. 

2.         Otra propuesta viene de Amaitai Etzioni (sociólogo estadounidense nacido        en Alemania) en su libro Reclaiming Patriotism, con cuatro premisas o                 principio. 

3.         Finalmente, Danilo Zolo  (filósofo y jurista italiano, catedrático en la Facultad             de Derecho de la Universidad de Florencia y profesor en diversas universidades               anglosajonas) quien hace una brillante crítica a la idea de un gobierno                  global  en un mundo de Estados soberanos. 

 

Los últimos párrafos del libro - a manera de conclusión - constituyen una advertencia de gran realismo y sensatez:

 

“El crecimiento económico y humano, al igual que la paz y la democracia, no es una mercancía exportable. El progreso de los países pobres y débiles, si llega a producirse, será el resultado de su capacidad autónoma para organizarse política y económicamente y defender su identidad colectiva mediante medios nacionales eficaces. Asimismo, dentro de cada país, la protección de los derechos básicos de la ciudadanía democrática dependerá mucho más de la lucha por el derecho llevada a cabo por los propios ciudadanos que de la intervención protectora o represiva de organismos jurisdiccionales regionales o internacionales”.

 

lunes, 19 de mayo de 2025

Fluir una psicología de la felicidad. Mihaly Csikszentmihaly

 


Todos los seres humanos y las sociedades  han buscado y/o deseado en algún momento  la felicidad como objetivo último.  La tendencia instintiva es a buscarla en cosas externas como  el dinero y la fama  y no en  el control de la vida interior, como lo plantea Mihaly Csikszentmihaly, el más destacado proponente de la Psicología Positiva. La metáfora fluir o flujo ha sido utilizada por muchas personas para describir la sensación de estar haciendo algo sin esfuerzo  en los momentos que se destacan como los mejores de sus vidas. Atletas, místicos, artistas y científicos hacen muy diversas cosas  cuando fluyen, sin embargo sus descripciones de la experiencia son  muy similares, según Csikszentmihaly quien estudió este fenómeno durante décadas.  

La sencilla verdad de que el control de la conciencia determina la calidad de vida es tan antigua como la humanidad. Si esto es así, ¿por qué es tan difícil controlar la conciencia? Primero, se necesita voluntad y segundo, el conocimiento sobre cómo hacerlo debe replantearse cada vez que el contexto cultural varía. Cuando hay demasiadas demandas, opciones, desafíos, nos ponemos ansiosos; cuando hay pocos, nos sentimos aburridos. 

 

Cuando la información desorganiza la conciencia al amenazar sus metas, sucede la entropía psíquica, una desorganización de la personalidad que menoscaba su efectividad. El estado opuesto  es la experiencia óptima. Cuando la información que llega a nuestra conciencia es congruente con nuestras metas, la energía psíquica fluye sin esfuerzo. Estamos bien, esto es la felicidad. Tras una experiencia de flujo, la organización de la personalidad ese hace  más compleja de lo que era antes. La complejidad es el resultado de dos procesos psicológicos: la diferenciación y la integración. 

 

Experiencia autotélica  o flujo significa que que que se contiene en sí misma. No se realiza por la expectativa de un beneficio futuro sino porque hacerlo en sí es la recompensa. El flujo se produce ante una actividad desafiante que requiere habilidades acordes con el desafío. Una de las características  del flujo, es que gracias  a la gran concentración, nos olvidamos de las cosas desagradables de la vida, perdemos conciencia de la personalidad. Cuando no estamos preocupados por la personalidad, realmente tenemos la oportunidad de expandir el concepto de quienes somos. El tiempo parece no pasar del modo en que ordinariamente lo hace;  por lo general, parece pasar con mayor rapidez.

 

La personalidad autotélica transforma experiencias cotidianas en flujo. Las reglas para hacerlo se pueden resumir en: 1) Definir las metas. 2) Sentirse inmerso en la actividad, lo cual es facilitado por la capacidad de concentrase. 3) Prestar atención a lo que está sucediendo y 4) Aprender a disfrutar de la experiencia inmediata. En últimas, hay que convertir toda la vida en una experiencia de flujo. ¿Qué es significado? 1) la importancia o el propósito de algo, 2) se refiere a las intenciones de una persona y  a 3)  a establecer orden entre informaciones no relacionadas o conflictivas. 

 

Una persona autotélica necesita pocas posesiones materiales y poco entretenimiento, comodidad, poder o fama, porque gran parte de lo que hace ya es gratificante. El lado negativo del las actividades agradables que producen  flujo, es que pueden producir adicción si la personalidad se convierte en prisionera del placer. La única manera de evitar una peligrosa dependencia del placer es usar la mente. Solo mediante la reflexión consciente podemos determinar cuánto de lo que parece bueno es realmente bueno para nosotros y luego adoptar una disciplina que nos permita detener el umbral. Esto es precisamente lo que las religiones han intentado hacer.

 

De igual manera, aunque el flujo es un poderoso motivador, no garantiza la virtud de quienes la experimentan. Siempre se puede hacer a costa de otras personas. El flujo del ciudadanos ateniense era posible gracias al trabajo de los esclavos.

 

Aunque tengamos muchos ratos libres y un sinnúmero de actividades de ocio, por lo general no experimentamos flujo al ver televisión o recorrer las aplicaciones en el celular. Los desórdenes de atención y el exceso de estímulos también impiden el flujo porque la energía psíquica es demasiado fluida y errática. La entropía es el estado normal de la conciencia -una condición que ni es útil ni es agradable-. 


Los individuos narcisistas, que están sobre todo preocupados protegiendo su personalidad, se desintegran cuando las condiciones externas se vuelven amenazadoras. Sin interés en el mundo externo, sin desear en relacionarse activamente con él, una persona se aísla en sí misma.  


Las condiciones sociales que inhiben el flujo pueden ser más difíciles de superar. “Una de las consecuencias de la esclavitud, la opresión, la explotación y la destrucción de los valores culturales es la eliminación del disfrute”. 


Nuestra forma de llevar las relaciones con los demás marca enormes diferencias en nuestra felicidad aunque también deseamos a veces estar solos. Cuando dos personas eligen enfocar su atención recíprocamente entre sí, ambos tendrán que cambiar sus hábitos; como resultado, el modelo de conciencia tendrá que cambiar. Dice el autor que “Si una persona no está dispuesta a ajustar sus metas personales cuando empieza una relación, entonces muchas de las cosas que consecutivamente van a suceder en esta relación producirán desorden en la conciencia de la persona, porque los nuevos modelos de interacción entrarán en conflicto con las viejas expectativas”. 

 

La peor soledad -escribió Francis Bacon-, es carecer de amistades sinceras. Solemos escoger a nuestros amigos sobre la base de intereses comunes y metas complementarias. Del mismo modo uno puede invertir energía psíquica por pertenecer a sistemas interpersonales mayores a la familia o a una amistad al suscribir las aspiraciones de una comunidad, de un grupo étnico, de un partido político o de una nación. 

 

Encontrar que nuestras vidas tengan  un significado es un proceso de conseguir un propósito unificado, para ello hay que cultivar el propósito. Cada cultura, por definición, contiene sistemas de significado que pueden servir para ordenar sus metas. Y hay culturas de todo tipo. Construir un sistema complejo de significado implica focalizar la atención alternativamente en la personalidad y en el otro. Primero, satisfacer las necesidades del organismo, luego invertir energía psíquica en la comunidad y en los valores del grupo. Habiendo logrado un sentimiento de pertenencia la persona tiene que discernir los límites de su potencialidad personal. Habiendo descubierto lo que uno puede hacer sola, la meta definitiva se funde con un sistema mayor que el de la persona: “una causa, una idea, una entidad trascendental”.  

 

En vez de aceptar la unidad de propósito que nos ofrecen las instrucciones genéticas o las reglas de la sociedad, nuestro desafío es crear armonía basándonos en enlaces razonables y la elección. Los proyectos auténticos se eligen por lo que valen en sí mismos; los no auténticos están motivados por fuerzas externas y la fe. 

 

¿Hay alguna posibilidad de que un nuevo sistema de metas y medios aparezca para ayudar a dar significado a las vidas de nuestros hijos en el futuro? Algunas personas confían en la religión  otras en un nuevo sistema político como posibles soluciones. 

 


Comentario final: 

 

En un libro posterior, El yo evolutivo, Mihaly Csikszentmihaly, sostiene que hay tres fuentes principales de distorsión, o “Velos de Maya” - ilusiones- que interfieren con una comprensión veraz de lo que sucede en el mundo. Estas incluyen la programación genética, la herencia cultural y las exigencias del ego. Estas distorsiones están "dentro" de cada uno de nosotros; ningún ser humano es inmune a las ilusiones que fomentan. 

 

Los genios creativos son a menudo personas marginales, individuos cuya visión se amplió enormemente porque se vieron obligados a pasar de un mundo cultural a otro y, por lo tanto, pudieron ver la relatividad de ambos”.

 

Las previsiones para el futuro son cada vez más terribles y decidimos instintivamente no escuchar ni ver noticias en lugar de enfrentar la realidad. La humanidad parece haber alcanzado increíbles logros materiales sobre cómo mejorar la experiencia de vida. Sin embargo, cuando no utilizan el dolor, los sistemas sociales utilizan el placer para inducir a aceptar las normas. Si no seguimos las normas, nos sometemos  al programa genético o al cultural. 

 

Lo que no pudo prever  el autor son los problemas, la gravedad y los efectos de estar dominado cerebralmente por la tecnología, la digitalización, las redes sociales  y  la inteligencia artificial, que ahora más que nunca controlan la atención y la conciencia de los ciudadanos. Estamos ante el peligro inminente de perder la capacidad de elegir, pensar y razonar. Los algoritmos transforman la psicología de una persona y nos deshumaniza. 

 

Byung-Chul Han en su libro Infocracia, llama “régimen de información” a la forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determina de modo decisivo los procesos sociales, económicos y políticos. Sostiene que tal régimen deviene en un “capitalismo de la vigilancia y que degrada a las personas a la condición de datos y ganado consumidor. “La información circula ahora, completamente desconectada de la realidad, en un espacio de hiperrealismo. Se pierde la creencia en la factibilidad. Junto con las verdades fácticas desparece también el mundo común al que podríamos referirnos en nuestras acciones”. Es decir no hay verdad. 

 

El llamado es a encender  tu cerebro y vivir  la realidad como los seres humanos de pensamiento libre que somos y a evitar caer en el engaño de un mundo virtual que se muestra como una vía de escape fácil de las dificultades de la experiencia humana. 

 

jueves, 27 de febrero de 2025

2ª parte de Significado y perspectivas de Donald Trump



 

¿Por qué Make America Great again? ¿Se encuentra Estados Unidos en declive, como lo sostiene el presidente Trump? ¿Es el fenómeno Trump una respuesta a una crisis de legitimidad y a los desastres sociales del neoliberalismo? ¿Es el proteccionismo una tendencia mundial? ¿Estamos transitando hacia una nuevo orden político o nueva era? Al gobernar mediante decretos ejecutivos,  ¿está el Presidente Trump dando señales de fortaleza o más bien de debilidad? 

 

Crisis del capitalismo y crisis de legitimidad del Estado

 

Es preciso tener en  cuentan más los factores internos que los externos para poder entender lo que está sucediendo en Estados Unidos. Mao Tse Tung lo decía: “La causa fundamental del desarrollo de las cosas no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio interno.” Hay inestabilidad en Estados Unidos porque sus instituciones han perdido credibilidad ante la ciudadanía y las contradicciones se hacen más evidentes.  

 

El académico mejicano, Dídimo Castillo Fernandez, en su artículo “¿Estados Unidos contra la globalización? La reinustrialización y relocalización del trabajo deslocalizado”, en Estados Unidos contra el Mundo, sostiene que lo que experimentamos no es el fracaso del modelo neoliberal, sino las consecuencias adversas -y hasta esperadas- de su desempeño. Los gobiernos alrededor del mundo enfrentan crisis de legitimidad de cara a las desigualdades sin precedentes y las penurias impuestas por la globalización neoliberal. 

 

Vimos en la primera parte, que la  extensión  de  los  mercados  de  trabajo  precarizados  y  de  un  empleo informal  sin  respaldo  de  las  instituciones  públicas,  sólo  a  merced  de  la  voluntad  de  los empresarios, es una de las consecuencias de la amplia difusión de la ideología neoliberal en nuestras  sociedades.

 

El descontento por razones materiales se complementa con el resurgimiento  en Estados Unidos de una cultura profundamente conservadora de viejo arraigo en los centros rurales y estados más pequeños, los más distantes del estado nacional, en los cuales el racismo, el nativismo, el rechazo a los migrantes, el amor por las armas y el desdén por la acción del Estado son mucho más visibles. 

 

El neoliberalismo pretendió fundar un capitalismo weberiano, cuyo “espíritu” se liberaría de la ética protestante y su ética del trabajo. La codicia era su lema y el vacío religioso es la verdad última del neoliberalismo, de allí al nihilismo hay poco trecho, como lo sostine Emmanuel Todd en La Derrota de Occidente.

 

Back flash: el capitalismo en sus dos modalidades 

 

Gary Gestler, director de Investigación de Cambridge, en su libro: Auge y Caída del Orden Neoliberal,sostiene que Estados Unidos ha tenido dos órdenes políticos en los últimos 100 años: el orden del New Deal, estado de bienestar 1930-70 y el orden neoliberal 1970 -2010. Estamos, al parecer, en la transición hacia otra cosa.  Aunque las políticas neoliberales continúan dominando, el consenso en torno a ellas se vino a bajo desde 2008. 

 

Orden político “Connota una constelación de ideologías, políticas  que moldean la política estadounidense de modos que exceden los ciclos electorales de dos, cuatro y seis años”. “Un orden político debe tener la capacidad de modular las ideas nucleares de la vida política. Y debe ser capaz de hacerlo no solo para los partidarios más enardecidos de un partido político, sino para personas de todo el espectro político”. (…)  La mera superviviencia de elementos de un orden no debería confundirse con la supervivencia de dicho orden. 

 

El neoliberalismo es un credo -un conjunto de creencias- que premia el libre comercio y la libre circulación de capital, bienes y personas. Celebra la desregulación como un bien económico que deriva de evitar que los gobiernos interfieran en el funcionamiento de los mercados. Valora el cosmopolitismo como un logro cultural, producto de la apertura de fronteras y de la consiguiente mezcla voluntaria de grandes números de personas diversas. Ensalza la globalización como una opción ganadora universal que, por un lado, enriquece a Occidente y, por el otro, lleva un nivel de prosperidad sin precedentes al resto del planeta.

 

Gestler considera que la desintegración de la URSS entre 1989 y 1999, o el derrumbe del comunismo, como el antagonista principal del capitalismo en el mundo, como acontecimientos esenciales que posibilitaron el triunfo del neoliberalismo en Estados Unidos y en el mundo en su conjunto.

 

El comunismo también fue clave entre 1930 y 1960 para que Estados Unidos  aplicara una política de contención militar sin precedentes. El miedo al comunismo hizo posible el compromiso de clase entre el capital y la mano de obra,  subyacente al Orden del New Deal. La fuerza de los obreros de Estados Unidos fue mayor cuanto mayor fue la marea comunista. El desmantelamiento del Estado de bienestar y del movimiento obrero, por su parte, fue de la mano del colapso del comunismo.

 

Tanto el Partido Republicano como el Demócrata apoyaron el neoliberalismo e incluso lo hizo la llamada Nueva Izquierda, una constelación de movimientos de liberación radicales que emergió en la década de 1960. Esto se aprecia en la vehemencia de su revuelta contra lo que consideraba una organización y una burocratización excesivas de la sociedad estadounidense derivadas del New Deal, así como el deseo de multiplicar las posibilidades de la libertad personal.

 

Con la Gran Recesión 2008-09 el neoliberalismo hace crisis luego de una período de gran arrogancia, de guerras mal aconsejadas como las de Irak y Afganistán,  y con la Pandemia se agrava aún más y crece la inflación.  El rescate de los bancos por Obama que puso fin a la crisis, mientras cientos de miles de personas perdían sus casas y sus ahorrros sin recibir por ello ninguna compensación, junto a la caída del empleo y la ruina de numerosas comunidades en la base industrial del país, tenían que provocar la respuesta de todos los perjudicados en contra de un sistema  que había permitido tan grandes desigualdades. 

 

En efecto, Estados Unidos es un país con muchos recursos económicos pero, paradójicamente, ocupa el primer lugar en el índice de pobreza relativa de ingresos que utiliza la OCDE. Después de Chile, México y Turquía, Estados Unidos es el cuarto país con el mayor nivel de desigualdad de ingresos, según los datos publicados por la OCDE.  El capitalismo global no tiene ningún uso directo para el excedente de humanidad. Pero indirectamente, mantiene bajos los salarios en todas partes y hace posibles nuevos sistemas de esclavitud en el siglo XXI.

 

Los blancos que se veían marginados crearon un Tea Party de derecha que no creía en un mundo sin fronteras, que defendía una política fiscal conservadora, y el originalisismo, la vuelta a los orígenes filosófico-constitucionales de Estados Unidos, donde Trump militó.  Surgieron también los movimientos Occupy Wall Street y Black Lives Matter jalonados por las víctimas de la crisis inmobiliaria y la violencia policial. La combinación de los tres  alimentó tanto el auge de Donald Trump como  de Bernie Sanders. Fue cuando el orden neoliberal empezó a desintegrarse. 

 

Donald Trump captó las incertidumbres  provocadas por la globalización: su retórica añadió leña al fuego del resentimiento de esas zonas que llevaban décadas viendo como menguaban sus ingresos reales y su estatus socialEs claro que no puede  revertir la globalización, lo que busca es reordenar los términos de esa globalización a favor de Estados Unidos, es decir redireccionarla y corregir el monumental déficit comercial estadounidense con China, Alemania, Japón, Méjico y Canadá. Sabe que Estados Unidos no puede recuperar el empleo industrial perdido con tan solo subir los aranceles. 

 



El meollo de las crisis del capitalismo: Todos los órdenes sociales viven en un estado de perpetuo  desarollo, transformación y, al final, desaparición. William I. Robinson afirma que el cambio hacia un Estado policial global, como lo cataloga él,  tiene su origen estructural en la que quizás sea la contradicción fundamental por antonomasia del capitalismo, su talón de Aquiles: la sobreacumulación”. Ésta tiene a su vez una “tendencia intrínsica a que la tasa de beneficio decaiga, ya que, a medida que los capitalistas compiten entre sí y pugnan por controlar la mano de obra y reducir sus costes, aumentan la productividad mediante innovaciones organizativas y tecnológicas en el proceso de producción. Esto implica que cada vez se necesita menos mano de obra para producir más riqueza. No obstante, la mano de obra es la fuente de toda la plusvalía; es decir, de los beneficios. La sobreacumulación se refiere a que se acumulan unas cantidades ingentes de capital que, sin embargo, no pueden reinvertirse de forma rentable y quedan estancadas. (…) Dada la polarización extrema de los ingresos y la riqueza, el mercado global no puede absorber la producción de la economía global. Las corporaciones registraron beneficios record durante la segunda década del nuevo siglo, al tiempo que la inversión empresarial descendía”.  (En Mano Dura. El Estado Policial Global, los Nuevos Fascismos y el Capitalismo del Siglo XXI). 

 

Rivalidad con China: de la cooperación a la guerra comercial  

 

Las relaciones bilaterales entre Estados Unidos  y China han pasado de una etapa de estrecha cooperación en materia de comercio e inversiones a una de muy clara de confrontación la cual sirve de justificación para las políticas proteccionistas del nuevo presidente de Estados Unidos.  El crecimiento económico y tecnológico meteórico de China ha hecho que dichas relaciones ya no sean tan complementarias como hace unos años sino mucho más competitivas. Obama decía diplomáticamente,  China no constituye ninguna amenaza para Estados Unidos, Trump considera a China su enemigo principal. No obstante, hasta ahora ha priorizado a sus vecinos. Vale resaltar que China, al contrario de Estados Unidos, -el país más imperialista del mundo-, no ha estado involucrada en una guerra directamente desde hace 40 años. Taiwan y el mar Rojo continúan siendo los temas más álgidos en la relación con Estados Unidos.  

 

En términos de paridad del poder adquisitivo, China ya es la mayor economía mundial. Representa  el mayor valor de producción industrial a nivel mundial (Banco Mundial, 2020). En términos absolutos, China es el mayor contribuyente al crecimiento económico mundial, el mayor exportador, el primer emisor y el segundo receptor de Inversión Extranjera Directa del mundo (Naciones Unidas, 2021), y la mayor nación comercial. China está a la vanguardia de muchas tecnologías incluidas las verdes. A este ritmo se calcula que China sustituirá a EE. UU. como mayor economía mundial en pocos años. 

 

Populismo en las palabras, pero pocos logros en favor de los desposeídos en el primer gobierno de Trump

 

Trump es el único presidente que nunca registró un índice de aprobación del 50%, según Gallup. El índice final fue de 34%.   

 

Pese a la retórica populista de Trump, su política económica consistió en una transferencia de recursos de las clases bajas - su audiencia fundamental- a los segmentos más ricos de la sociedad, en particular Wall Street. En realidad Trump dejó a Joe Biden una economía con prácticamente los mismos problemas que él había prometido solucionar. Favoreció a las firmas de alta tecnología, con el fin de relocalizar (reshoring) actividades automatizadas que utilizan mano de obra calificada. Suavizó las regulaciones al sector financiero de la Ley Dodd-Frank de 2010 sobre riesgo financiero. Favoreció a las criptomendas y el negacionismo climático para favorecer a la industria petrolera. Bajó los  impuestos en 2018 lo que representó un importante recorte de la presión fiscal a las rentas más altas y al sector financiero. Hubo mayor desregulación de la economía especialmente en el medio ambiente. Manejó mal la pandemia, demoró la vacunación. 

 

Fue consecuente desde su primer mandato con una política proteccionista: Elevó los aranceles al acero y la hierro; desencadenó una guerra comercial con China. Prohibió a las empresas estadounidenses utilizar equipos de Huawei y ZTE; Renegoció el TLCAN y el acuerdo con Corea del Sur. Se retiró del Acuerdo de Asociación Transpacífico, TPP. Colocó barreras arancelarias y no arancelarias a los productos provenientes de otras naciones. Triplicó las subvenciones directas al campo: de 11.500 millones de dólares en 2017 a 32.000 millones en 2020. 

                                                                                         

Cifras del Informe de Comercio y Desarrollo, Unctad 2024 sobre el creciente proteccionismo de los países desarrollados

 

Los países en desarrollo apuntan principalmente a promover y facilitar la inversión, mientras que los países desarrollados se inclinan por medidas más restrictivas y proteccionistas.  En los países en desarrollo, el 86 por ciento de las medidas fueron favorables a los inversores. En los países desarrollados, el 57 por ciento de las medidas fueron menos favorables para los inversores. La mayoría de ellas se referían a restricciones para abordar preocupaciones de seguridad nacional. 

 

Los flujos de IED hacia los países en desarrollo cayeron un 7 por ciento a 867 mil millones de dólares, debido principalmente a una disminución del 8 por ciento en los países en desarrollo de Asia, 3 por ciento en África y un 1 por ciento en América Latina y el Caribe. 

 

Fin del outsourcing y vuelta al reshoring o relocalización. Hasta 2018, los proyectos manufactureros se dirigían predominantemente hacia las economías en desarrollo, siendo Asia Oriental y Sudoriental los destinos clave.

 

Desde 2019 se da un giro estratégico hacia la regionalización y el nearshoring y reshoring (Volver a localizar cerca o dentro de las fronteras), impulsado por la necesidad de mejorar la resiliencia de la cadena de suministro y reducir los riesgos geopolíticos. El denominado Reshoring Institute, ofrece a las empresas la mejor manera de regresar a Estados Unidos; lleva 300 clientes. 

 

El informe de la Unctad advierte que el lento crecimiento, la alta deuda y la débil inversión y comercio están profundizando la brecha entre naciones industrializadas y en desarrollo. 

 

Datos de fortalezas y debilidades de la economía estadounidense

 

Estados Unidos está en declive pero su influencia sobre la Unión Europea y en el Extremo Oriente crece. Esto es evidente en la guerra de Gaza y su expansión regional.  En su actual estado de debilidad, Estados Unidos necesita sus capacidades industriales. Los chips electrónicos se fabrican en Taiwán, Corea y Japón. Lo que queda de actividad industrial está en Japón, Corea, Alemania y Europa del Este. El déficit comercial de Estados Unidos con la Unión Europea antes de la guerra de Ucrania era de 220.000 millones de dólares. 

 

La fortaleza económica de Estados Unidos está en el liderazgo en las tecnologías de comunicación e informática de Silicon Valley y en el repunte de la producción de petróleo y gas. La ley de Ciencia y CHIPS de la Administración Biden, aprobada con apoyo bipartidista, impulsó la industria de semiconductores y la inversión. 

 

Según Daniel Yergin en The New Map: Energy, Climate and the clash of nations, Estados Unidos ha sobrepasado a Rusia y Arabia Saudita, para convertirse en el primer productor mundial tanto de petróleo como de gas natural y es uno de los mayores exportadores de ambos. 

 

Debilidades: El TLCAN afectó la producción agrícola. Estados Unidos tiene un déficit comercial que cubre con emisión de dólares. El déficit entre 2000 y 2022 ha aumentado 173%, deflactado es de 60%. 

 

En Estados Unidos en 2018 la industria representaba 11.4% del PIB y 8,5% del empleo. Entre tanto el sector industrial contribuyó aproximadamente al 39,9% del PIB chino y empleó al 28% de la población en 2022 (Banco Mundial).  

 

Producción de maquinaria según datos de Emmanuel Todd op.cit.: En 2018 China fabricó el 24.8% de la maquinaria global; Estados Unidos solo el 6,6%, el mundo germano parlante el 21.1%, Japón 15,6% y Italia 7.8%, Taiwan el 5,0%. 

 

En 2020 el 23.4% de los estudiantes rusos estudió ingeniería frente al 7,2% de Estados Unidos. La productividad no crece desde hace cinco décadas, exceptuando el período entre 1995 a 2005. Estados Unidos importa trabajadores STEM (ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas). En 2019 el 23.1% eran trabajadores importados. Indios, chinos y mejicanos, principalmente. 

 

Creciente armamentismo:  las guerras y la represión son un gran negocio

 

Dice William I. Robinson, op.cit. que: “Las guerras contra el terrorismo y las drogas, las guerras no declaradas contra los inmigrantes, los refugiados y las pandillas (y los jóvenes pobres de piel oscura y clase trabajadora, más en general) y las guerras activas que hay por todo el mundo se corresponden con programas colosales para la acumulación global a través de la militarización y la represión “. 

 

En el año 2023, según el más reciente informe del SIPRI (Instituto Internacional de Investigaciones de Paz de Estocolmo, (Revista Política Internacional julio-sept 2024), el gasto militar estadounidense fue un 2,3% más que en 2022 y un 9,9 % más que en 2014. 

 

El gasto militar se ha multiplicado de manera exponencial en el tiempo y al ritmo de las guerras. La cifra de su presupuesto militar en 2023 supera casi cuatro veces la de hace 40 años. Sin embargo, la industria de defensaque en la década de 1980 empleaba 3,2 millones de trabajadores ahora emplea 1,1 millones. Una reducción de dos tercios, según Emmanuel  Todd. 

 

Según Emmanuel Todd,  Foreign  Affairs con fuente  el Pentágono, la industria militar estadounidense  es insuficiente,  incapaz  de garantizar el suministro de proyectiles o de cualquier otra cosa a Ucrania. Occidente ha intento doblegar a Rusia con sanciones. El resto del mundo ha ayudado a Rusia a resistir. Trump ha emprendido conversaciones directamente con Putin para el logro de la paz, -una manera de admitir su triunfo- dejando de lado al presidente Zelensky y apartando a sus socios de la OTAN europeos. 

 

Seguridad Nacional y relaciones internacionales

 

Para Trump el énfasis principal de la política exterior es la seguridad nacional. No a partir de un sistema internacional ordenado, sino que busca imponer unilateralmente sus posiciones, más allá de las conveniencias de sus aliados. Su objetivo no es la hegemonía sino la supremacía y hacer negocios. Con las nuevas directrices, el presidente Trump  marca un distanciamiento del anterior y muy cacareado rol  de Estados Unidos como promotor de la Democracia y sus valores en el extranjero en favor de una postura imperial y etnonacionalista y una agenda negativa con América Latina: fentanilo, drogas, invasión de migrantes, crimen organizado.  

 

En su primer gobierno se retira de: El Acuerdo para la lucha del cambio climático de París, 2) El Acuerdo Nuclear con Irán, 3) Traslada de Tel Aviv a Jerusalén la Embajada de Estados Unidos. 4) Celebró el Brexit, 5) Atracción hacia la Rusia de Putín, 6) El muro con Méjico, 7) Cuestiona a la OTAN. 8) Se reitra de organismos de las Naciones Unidas como la UNESCO y el Consejo de Derechos Humanos. 

 

En este mandato, Trump  congeló y, aparentemente desmantelará, la asistencia internacional de USAID por 90 días y la supedita  a sus prioridades de America First.  Colombia es el primer receptor de asistencia de Estados Unidos en América Latina. Estas ayudas durante el Gobierno del presidente Petro  sumaron 1.727 millones de dólares, el 8,5% del PIB, según La Silla Vacía, 30-01-2025. Se verán perjudicados  el Punto º del acuerdo de la Habana sobre reforma rural integral; lo referido a biodisversidad y cambio climático y las políticas de género., entre otros rubros. Luego del incidente con el Presidente Gustavo Petro por la deportación de  indocumentados colombianos, quien da papaya irresponsablemente al no utilizar la diplomacia y al pretender ocultar  que Colombia es una neocolonia de Estados Unidos; quedan latentes riesgos económicos como una posible descertificación de Colombia por narcotráfico. El presidente sigue toreando a Donald Trump diciendo que no va recibir deportados esposados, entre otras cosas. 

 

Perspectivas 

 

La transformación del Gobierno Federal a la  imagen y semejanza del presidente Trump, hará de su administración  una bastante incompetente. Nomina a  Kash Patel, un defensor público de la Florida, sin la experiencia procesal que el FBI exige,  quien ha prometido perseguir a los supuestos enemigos del presidente. Nombra a Pete Hegseth, un amigo y comentarista de FOX News, como secretario de Defensa.  Nombra a Elon Musk, quien donó más de un cuarto de millón de dólares a la campaña, en un supuesto Departamento de la Eficiencia para reducir y controlar la burocracia de Washington para luego bajar los impuestos o los más ricos. Trump ya tuvo que echar para atrás un decreto mediante el cual congelaba las subvenciones y ayudas federales para programas sociales, ya que fue demandado por ser abiertamente inconstitucional.   Se presentarán contradicciones entre las distintas facciones de la clase capitalista transnacional de la coalición que lo llevó al poder -entre oligarquía tecnológica y los corporativistas- y con el  Estado profundo o  la burocracia del establecimiento que Trump pretende eliminar.

 

La deportación masiva de inmigrantes e indocumentados, desde el interior del país, principalmente de América Latina como política de shock and awe, “conmoción y pavor” y la utilización de los aranceles como  “gran garrote” provocarán reacciones y respuestas de distintos calibres. Paulatinamente, además de las múltiples demandas, surgirá la oposición de los países y sectores sociales más afectados.

 

 Se afianzará la restricción de derechos y libertades que, desde 2005 en adelante, se agudizan en el mundo, cuando florecen los gobiernos de extrema derecha, lo que provocará reacciones de una creciente oposición. Hasta ahora el presidente Trump tan solo ha abusado del poder presidencial emitiendo decretos ejecutivos, como “un monarca”, un signo de debilidad más que de poder. Sus decretos tiene un carácter temporal, mientras que la legislación es permanente.  En el Congreso posiblemente no aprueben sus eventuales iniciativas, como augura Ezra Klein, en un artículo para el NYTimes del 2 de febrero, “Don´t believe him” . 

 

¿Un nuevo régimen u orden político?

 

David Brooks, columnista republicano, en el NYTimes afirma: “Trump el anti-institucionalista está creando una monarquía electoral, un sistema en el cual todo el poder está personalizado y centrado en sus manos. Esta es una receta para que fluya la desinformación, la corrupción, la inestabilidad y la impotencia administrativa.” El internacionalista argentino, que vivió en Colombia, Juan Gabriel Tokatlian, habla de una “internacional reaccionaria”. También se le ha denominado “proteccionismo republicano”, Carmelo Mesa-Lago et al., en The Economist lo denomina  “nuevo Imperialismo” y el expresidente Joe Biden, en su discurso de despedida, advirtió: “Se está conformando una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia”.  

 

Bibliografía


  1. Emmanuel Todd. La Derrota de Occidente, 2024. 
  2. Varios. Estados Unidos contra el Mundo: Trump y la nueva geopolítica.
  3. Silvia Núñez (editora) La Presidencia de Donald Trump Contingencia y Conflicto Universidad Nacional Autónoma de Méjico. Centro de Investigaciones sobre América del Norte, 2018.
  4. Gary Gerstle. Auge y Caída del Orden Neoliberal. La historia del Mundo en la era del libre mercado. 2023. 
  5. Daniel Yergin. The New Map: Energy, Climate, and the Clash of Nations.2021.  
  6. Informe de la UNCTAD 2024.
  7. Francisco Rodríguez Jiménez, Carmelo Mesa-Lago, Pablo Pardo. Trump. Breve historia de una presidencia singular,  2022. 
  8. Byung-Chul Han. Infocracia. La digitalización y la crisis de la Democracia,  2022. 
  9. Informe de Comercio y Desarrollo de la Unctad 2024. 
  10. William I. Robinson. Mano Dura: El Estado Policial Global, los nuevos fascismos y el capitalismo del siglo XXI. Errata naturae, 2023.