Realidades en mundo globalizado

Historias de la realidad o la realidad de las historias

jueves, 27 de febrero de 2025

2ª parte de Significado y perspectivas de Donald Trump



 

¿Por qué Make America Great again? ¿Se encuentra Estados Unidos en declive, como lo sostiene el presidente Trump? ¿Es el fenómeno Trump una respuesta a una crisis de legitimidad y a los desastres sociales del neoliberalismo? ¿Es el proteccionismo una tendencia mundial? ¿Estamos transitando hacia una nuevo orden político o nueva era? Al gobernar mediante decretos ejecutivos,  ¿está el Presidente Trump dando señales de fortaleza o más bien de debilidad? 

 

Crisis del capitalismo y crisis de legitimidad del Estado

 

Es preciso tener en  cuentan más los factores internos que los externos para poder entender lo que está sucediendo en Estados Unidos. Mao Tse Tung lo decía: “La causa fundamental del desarrollo de las cosas no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio interno.” Hay inestabilidad en Estados Unidos porque sus instituciones han perdido credibilidad ante la ciudadanía y las contradicciones se hacen más evidentes.  

 

El académico mejicano, Dídimo Castillo Fernandez, en su artículo “¿Estados Unidos contra la globalización? La reinustrialización y relocalización del trabajo deslocalizado”, en Estados Unidos contra el Mundo, sostiene que lo que experimentamos no es el fracaso del modelo neoliberal, sino las consecuencias adversas -y hasta esperadas- de su desempeño. Los gobiernos alrededor del mundo enfrentan crisis de legitimidad de cara a las desigualdades sin precedentes y las penurias impuestas por la globalización neoliberal. 

 

Vimos en la primera parte, que la  extensión  de  los  mercados  de  trabajo  precarizados  y  de  un  empleo informal  sin  respaldo  de  las  instituciones  públicas,  sólo  a  merced  de  la  voluntad  de  los empresarios, es una de las consecuencias de la amplia difusión de la ideología neoliberal en nuestras  sociedades.

 

El descontento por razones materiales se complementa con el resurgimiento  en Estados Unidos de una cultura profundamente conservadora de viejo arraigo en los centros rurales y estados más pequeños, los más distantes del estado nacional, en los cuales el racismo, el nativismo, el rechazo a los migrantes, el amor por las armas y el desdén por la acción del Estado son mucho más visibles. 

 

El neoliberalismo pretendió fundar un capitalismo weberiano, cuyo “espíritu” se liberaría de la ética protestante y su ética del trabajo. La codicia era su lema y el vacío religioso es la verdad última del neoliberalismo, de allí al nihilismo hay poco trecho, como lo sostine Emmanuel Todd en La Derrota de Occidente.

 

Back flash: el capitalismo en sus dos modalidades 

 

Gary Gestler, director de Investigación de Cambridge, en su libro: Auge y Caída del Orden Neoliberal,sostiene que Estados Unidos ha tenido dos órdenes políticos en los últimos 100 años: el orden del New Deal, estado de bienestar 1930-70 y el orden neoliberal 1970 -2010. Estamos, al parecer, en la transición hacia otra cosa.  Aunque las políticas neoliberales continúan dominando, el consenso en torno a ellas se vino a bajo desde 2008. 

 

Orden político “Connota una constelación de ideologías, políticas  que moldean la política estadounidense de modos que exceden los ciclos electorales de dos, cuatro y seis años”. “Un orden político debe tener la capacidad de modular las ideas nucleares de la vida política. Y debe ser capaz de hacerlo no solo para los partidarios más enardecidos de un partido político, sino para personas de todo el espectro político”. (…)  La mera superviviencia de elementos de un orden no debería confundirse con la supervivencia de dicho orden. 

 

El neoliberalismo es un credo -un conjunto de creencias- que premia el libre comercio y la libre circulación de capital, bienes y personas. Celebra la desregulación como un bien económico que deriva de evitar que los gobiernos interfieran en el funcionamiento de los mercados. Valora el cosmopolitismo como un logro cultural, producto de la apertura de fronteras y de la consiguiente mezcla voluntaria de grandes números de personas diversas. Ensalza la globalización como una opción ganadora universal que, por un lado, enriquece a Occidente y, por el otro, lleva un nivel de prosperidad sin precedentes al resto del planeta.

 

Gestler considera que la desintegración de la URSS entre 1989 y 1999, o el derrumbe del comunismo, como el antagonista principal del capitalismo en el mundo, como acontecimientos esenciales que posibilitaron el triunfo del neoliberalismo en Estados Unidos y en el mundo en su conjunto.

 

El comunismo también fue clave entre 1930 y 1960 para que Estados Unidos  aplicara una política de contención militar sin precedentes. El miedo al comunismo hizo posible el compromiso de clase entre el capital y la mano de obra,  subyacente al Orden del New Deal. La fuerza de los obreros de Estados Unidos fue mayor cuanto mayor fue la marea comunista. El desmantelamiento del Estado de bienestar y del movimiento obrero, por su parte, fue de la mano del colapso del comunismo.

 

Tanto el Partido Republicano como el Demócrata apoyaron el neoliberalismo e incluso lo hizo la llamada Nueva Izquierda, una constelación de movimientos de liberación radicales que emergió en la década de 1960. Esto se aprecia en la vehemencia de su revuelta contra lo que consideraba una organización y una burocratización excesivas de la sociedad estadounidense derivadas del New Deal, así como el deseo de multiplicar las posibilidades de la libertad personal.

 

Con la Gran Recesión 2008-09 el neoliberalismo hace crisis luego de una período de gran arrogancia, de guerras mal aconsejadas como las de Irak y Afganistán,  y con la Pandemia se agrava aún más y crece la inflación.  El rescate de los bancos por Obama que puso fin a la crisis, mientras cientos de miles de personas perdían sus casas y sus ahorrros sin recibir por ello ninguna compensación, junto a la caída del empleo y la ruina de numerosas comunidades en la base industrial del país, tenían que provocar la respuesta de todos los perjudicados en contra de un sistema  que había permitido tan grandes desigualdades. 

 

En efecto, Estados Unidos es un país con muchos recursos económicos pero, paradójicamente, ocupa el primer lugar en el índice de pobreza relativa de ingresos que utiliza la OCDE. Después de Chile, México y Turquía, Estados Unidos es el cuarto país con el mayor nivel de desigualdad de ingresos, según los datos publicados por la OCDE.  El capitalismo global no tiene ningún uso directo para el excedente de humanidad. Pero indirectamente, mantiene bajos los salarios en todas partes y hace posibles nuevos sistemas de esclavitud en el siglo XXI.

 

Los blancos que se veían marginados crearon un Tea Party de derecha que no creía en un mundo sin fronteras, que defendía una política fiscal conservadora, y el originalisismo, la vuelta a los orígenes filosófico-constitucionales de Estados Unidos, donde Trump militó.  Surgieron también los movimientos Occupy Wall Street y Black Lives Matter jalonados por las víctimas de la crisis inmobiliaria y la violencia policial. La combinación de los tres  alimentó tanto el auge de Donald Trump como  de Bernie Sanders. Fue cuando el orden neoliberal empezó a desintegrarse. 

 

Donald Trump captó las incertidumbres  provocadas por la globalización: su retórica añadió leña al fuego del resentimiento de esas zonas que llevaban décadas viendo como menguaban sus ingresos reales y su estatus socialEs claro que no puede  revertir la globalización, lo que busca es reordenar los términos de esa globalización a favor de Estados Unidos, es decir redireccionarla y corregir el monumental déficit comercial estadounidense con China, Alemania, Japón, Méjico y Canadá. Sabe que Estados Unidos no puede recuperar el empleo industrial perdido con tan solo subir los aranceles. 

 



El meollo de las crisis del capitalismo: Todos los órdenes sociales viven en un estado de perpetuo  desarollo, transformación y, al final, desaparición. William I. Robinson afirma que el cambio hacia un Estado policial global, como lo cataloga él,  tiene su origen estructural en la que quizás sea la contradicción fundamental por antonomasia del capitalismo, su talón de Aquiles: la sobreacumulación”. Ésta tiene a su vez una “tendencia intrínsica a que la tasa de beneficio decaiga, ya que, a medida que los capitalistas compiten entre sí y pugnan por controlar la mano de obra y reducir sus costes, aumentan la productividad mediante innovaciones organizativas y tecnológicas en el proceso de producción. Esto implica que cada vez se necesita menos mano de obra para producir más riqueza. No obstante, la mano de obra es la fuente de toda la plusvalía; es decir, de los beneficios. La sobreacumulación se refiere a que se acumulan unas cantidades ingentes de capital que, sin embargo, no pueden reinvertirse de forma rentable y quedan estancadas. (…) Dada la polarización extrema de los ingresos y la riqueza, el mercado global no puede absorber la producción de la economía global. Las corporaciones registraron beneficios record durante la segunda década del nuevo siglo, al tiempo que la inversión empresarial descendía”.  (En Mano Dura. El Estado Policial Global, los Nuevos Fascismos y el Capitalismo del Siglo XXI). 

 

Rivalidad con China: de la cooperación a la guerra comercial  

 

Las relaciones bilaterales entre Estados Unidos  y China han pasado de una etapa de estrecha cooperación en materia de comercio e inversiones a una de muy clara de confrontación la cual sirve de justificación para las políticas proteccionistas del nuevo presidente de Estados Unidos.  El crecimiento económico y tecnológico meteórico de China ha hecho que dichas relaciones ya no sean tan complementarias como hace unos años sino mucho más competitivas. Obama decía diplomáticamente,  China no constituye ninguna amenaza para Estados Unidos, Trump considera a China su enemigo principal. No obstante, hasta ahora ha priorizado a sus vecinos. Vale resaltar que China, al contrario de Estados Unidos, -el país más imperialista del mundo-, no ha estado involucrada en una guerra directamente desde hace 40 años. Taiwan y el mar Rojo continúan siendo los temas más álgidos en la relación con Estados Unidos.  

 

En términos de paridad del poder adquisitivo, China ya es la mayor economía mundial. Representa  el mayor valor de producción industrial a nivel mundial (Banco Mundial, 2020). En términos absolutos, China es el mayor contribuyente al crecimiento económico mundial, el mayor exportador, el primer emisor y el segundo receptor de Inversión Extranjera Directa del mundo (Naciones Unidas, 2021), y la mayor nación comercial. China está a la vanguardia de muchas tecnologías incluidas las verdes. A este ritmo se calcula que China sustituirá a EE. UU. como mayor economía mundial en pocos años. 

 

Populismo en las palabras, pero pocos logros en favor de los desposeídos en el primer gobierno de Trump

 

Trump es el único presidente que nunca registró un índice de aprobación del 50%, según Gallup. El índice final fue de 34%.   

 

Pese a la retórica populista de Trump, su política económica consistió en una transferencia de recursos de las clases bajas - su audiencia fundamental- a los segmentos más ricos de la sociedad, en particular Wall Street. En realidad Trump dejó a Joe Biden una economía con prácticamente los mismos problemas que él había prometido solucionar. Favoreció a las firmas de alta tecnología, con el fin de relocalizar (reshoring) actividades automatizadas que utilizan mano de obra calificada. Suavizó las regulaciones al sector financiero de la Ley Dodd-Frank de 2010 sobre riesgo financiero. Favoreció a las criptomendas y el negacionismo climático para favorecer a la industria petrolera. Bajó los  impuestos en 2018 lo que representó un importante recorte de la presión fiscal a las rentas más altas y al sector financiero. Hubo mayor desregulación de la economía especialmente en el medio ambiente. Manejó mal la pandemia, demoró la vacunación. 

 

Fue consecuente desde su primer mandato con una política proteccionista: Elevó los aranceles al acero y la hierro; desencadenó una guerra comercial con China. Prohibió a las empresas estadounidenses utilizar equipos de Huawei y ZTE; Renegoció el TLCAN y el acuerdo con Corea del Sur. Se retiró del Acuerdo de Asociación Transpacífico, TPP. Colocó barreras arancelarias y no arancelarias a los productos provenientes de otras naciones. Triplicó las subvenciones directas al campo: de 11.500 millones de dólares en 2017 a 32.000 millones en 2020. 

                                                                                         

Cifras del Informe de Comercio y Desarrollo, Unctad 2024 sobre el creciente proteccionismo de los países desarrollados

 

Los países en desarrollo apuntan principalmente a promover y facilitar la inversión, mientras que los países desarrollados se inclinan por medidas más restrictivas y proteccionistas.  En los países en desarrollo, el 86 por ciento de las medidas fueron favorables a los inversores. En los países desarrollados, el 57 por ciento de las medidas fueron menos favorables para los inversores. La mayoría de ellas se referían a restricciones para abordar preocupaciones de seguridad nacional. 

 

Los flujos de IED hacia los países en desarrollo cayeron un 7 por ciento a 867 mil millones de dólares, debido principalmente a una disminución del 8 por ciento en los países en desarrollo de Asia, 3 por ciento en África y un 1 por ciento en América Latina y el Caribe. 

 

Fin del outsourcing y vuelta al reshoring o relocalización. Hasta 2018, los proyectos manufactureros se dirigían predominantemente hacia las economías en desarrollo, siendo Asia Oriental y Sudoriental los destinos clave.

 

Desde 2019 se da un giro estratégico hacia la regionalización y el nearshoring y reshoring (Volver a localizar cerca o dentro de las fronteras), impulsado por la necesidad de mejorar la resiliencia de la cadena de suministro y reducir los riesgos geopolíticos. El denominado Reshoring Institute, ofrece a las empresas la mejor manera de regresar a Estados Unidos; lleva 300 clientes. 

 

El informe de la Unctad advierte que el lento crecimiento, la alta deuda y la débil inversión y comercio están profundizando la brecha entre naciones industrializadas y en desarrollo. 

 

Datos de fortalezas y debilidades de la economía estadounidense

 

Estados Unidos está en declive pero su influencia sobre la Unión Europea y en el Extremo Oriente crece. Esto es evidente en la guerra de Gaza y su expansión regional.  En su actual estado de debilidad, Estados Unidos necesita sus capacidades industriales. Los chips electrónicos se fabrican en Taiwán, Corea y Japón. Lo que queda de actividad industrial está en Japón, Corea, Alemania y Europa del Este. El déficit comercial de Estados Unidos con la Unión Europea antes de la guerra de Ucrania era de 220.000 millones de dólares. 

 

La fortaleza económica de Estados Unidos está en el liderazgo en las tecnologías de comunicación e informática de Silicon Valley y en el repunte de la producción de petróleo y gas. La ley de Ciencia y CHIPS de la Administración Biden, aprobada con apoyo bipartidista, impulsó la industria de semiconductores y la inversión. 

 

Según Daniel Yergin en The New Map: Energy, Climate and the clash of nations, Estados Unidos ha sobrepasado a Rusia y Arabia Saudita, para convertirse en el primer productor mundial tanto de petróleo como de gas natural y es uno de los mayores exportadores de ambos. 

 

Debilidades: El TLCAN afectó la producción agrícola. Estados Unidos tiene un déficit comercial que cubre con emisión de dólares. El déficit entre 2000 y 2022 ha aumentado 173%, deflactado es de 60%. 

 

En Estados Unidos en 2018 la industria representaba 11.4% del PIB y 8,5% del empleo. Entre tanto el sector industrial contribuyó aproximadamente al 39,9% del PIB chino y empleó al 28% de la población en 2022 (Banco Mundial).  

 

Producción de maquinaria según datos de Emmanuel Todd op.cit.: En 2018 China fabricó el 24.8% de la maquinaria global; Estados Unidos solo el 6,6%, el mundo germano parlante el 21.1%, Japón 15,6% y Italia 7.8%, Taiwan el 5,0%. 

 

En 2020 el 23.4% de los estudiantes rusos estudió ingeniería frente al 7,2% de Estados Unidos. La productividad no crece desde hace cinco décadas, exceptuando el período entre 1995 a 2005. Estados Unidos importa trabajadores STEM (ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas). En 2019 el 23.1% eran trabajadores importados. Indios, chinos y mejicanos, principalmente. 

 

Creciente armamentismo:  las guerras y la represión son un gran negocio

 

Dice William I. Robinson, op.cit. que: “Las guerras contra el terrorismo y las drogas, las guerras no declaradas contra los inmigrantes, los refugiados y las pandillas (y los jóvenes pobres de piel oscura y clase trabajadora, más en general) y las guerras activas que hay por todo el mundo se corresponden con programas colosales para la acumulación global a través de la militarización y la represión “. 

 

En el año 2023, según el más reciente informe del SIPRI (Instituto Internacional de Investigaciones de Paz de Estocolmo, (Revista Política Internacional julio-sept 2024), el gasto militar estadounidense fue un 2,3% más que en 2022 y un 9,9 % más que en 2014. 

 

El gasto militar se ha multiplicado de manera exponencial en el tiempo y al ritmo de las guerras. La cifra de su presupuesto militar en 2023 supera casi cuatro veces la de hace 40 años. Sin embargo, la industria de defensaque en la década de 1980 empleaba 3,2 millones de trabajadores ahora emplea 1,1 millones. Una reducción de dos tercios, según Emmanuel  Todd. 

 

Según Emmanuel Todd,  Foreign  Affairs con fuente  el Pentágono, la industria militar estadounidense  es insuficiente,  incapaz  de garantizar el suministro de proyectiles o de cualquier otra cosa a Ucrania. Occidente ha intento doblegar a Rusia con sanciones. El resto del mundo ha ayudado a Rusia a resistir. Trump ha emprendido conversaciones directamente con Putin para el logro de la paz, -una manera de admitir su triunfo- dejando de lado al presidente Zelensky y apartando a sus socios de la OTAN europeos. 

 

Seguridad Nacional y relaciones internacionales

 

Para Trump el énfasis principal de la política exterior es la seguridad nacional. No a partir de un sistema internacional ordenado, sino que busca imponer unilateralmente sus posiciones, más allá de las conveniencias de sus aliados. Su objetivo no es la hegemonía sino la supremacía y hacer negocios. Con las nuevas directrices, el presidente Trump  marca un distanciamiento del anterior y muy cacareado rol  de Estados Unidos como promotor de la Democracia y sus valores en el extranjero en favor de una postura imperial y etnonacionalista y una agenda negativa con América Latina: fentanilo, drogas, invasión de migrantes, crimen organizado.  

 

En su primer gobierno se retira de: El Acuerdo para la lucha del cambio climático de París, 2) El Acuerdo Nuclear con Irán, 3) Traslada de Tel Aviv a Jerusalén la Embajada de Estados Unidos. 4) Celebró el Brexit, 5) Atracción hacia la Rusia de Putín, 6) El muro con Méjico, 7) Cuestiona a la OTAN. 8) Se reitra de organismos de las Naciones Unidas como la UNESCO y el Consejo de Derechos Humanos. 

 

En este mandato, Trump  congeló y, aparentemente desmantelará, la asistencia internacional de USAID por 90 días y la supedita  a sus prioridades de America First.  Colombia es el primer receptor de asistencia de Estados Unidos en América Latina. Estas ayudas durante el Gobierno del presidente Petro  sumaron 1.727 millones de dólares, el 8,5% del PIB, según La Silla Vacía, 30-01-2025. Se verán perjudicados  el Punto º del acuerdo de la Habana sobre reforma rural integral; lo referido a biodisversidad y cambio climático y las políticas de género., entre otros rubros. Luego del incidente con el Presidente Gustavo Petro por la deportación de  indocumentados colombianos, quien da papaya irresponsablemente al no utilizar la diplomacia y al pretender ocultar  que Colombia es una neocolonia de Estados Unidos; quedan latentes riesgos económicos como una posible descertificación de Colombia por narcotráfico. El presidente sigue toreando a Donald Trump diciendo que no va recibir deportados esposados, entre otras cosas. 

 

Perspectivas 

 

La transformación del Gobierno Federal a la  imagen y semejanza del presidente Trump, hará de su administración  una bastante incompetente. Nomina a  Kash Patel, un defensor público de la Florida, sin la experiencia procesal que el FBI exige,  quien ha prometido perseguir a los supuestos enemigos del presidente. Nombra a Pete Hegseth, un amigo y comentarista de FOX News, como secretario de Defensa.  Nombra a Elon Musk, quien donó más de un cuarto de millón de dólares a la campaña, en un supuesto Departamento de la Eficiencia para reducir y controlar la burocracia de Washington para luego bajar los impuestos o los más ricos. Trump ya tuvo que echar para atrás un decreto mediante el cual congelaba las subvenciones y ayudas federales para programas sociales, ya que fue demandado por ser abiertamente inconstitucional.   Se presentarán contradicciones entre las distintas facciones de la clase capitalista transnacional de la coalición que lo llevó al poder -entre oligarquía tecnológica y los corporativistas- y con el  Estado profundo o  la burocracia del establecimiento que Trump pretende eliminar.

 

La deportación masiva de inmigrantes e indocumentados, desde el interior del país, principalmente de América Latina como política de shock and awe, “conmoción y pavor” y la utilización de los aranceles como  “gran garrote” provocarán reacciones y respuestas de distintos calibres. Paulatinamente, además de las múltiples demandas, surgirá la oposición de los países y sectores sociales más afectados.

 

 Se afianzará la restricción de derechos y libertades que, desde 2005 en adelante, se agudizan en el mundo, cuando florecen los gobiernos de extrema derecha, lo que provocará reacciones de una creciente oposición. Hasta ahora el presidente Trump tan solo ha abusado del poder presidencial emitiendo decretos ejecutivos, como “un monarca”, un signo de debilidad más que de poder. Sus decretos tiene un carácter temporal, mientras que la legislación es permanente.  En el Congreso posiblemente no aprueben sus eventuales iniciativas, como augura Ezra Klein, en un artículo para el NYTimes del 2 de febrero, “Don´t believe him” . 

 

¿Un nuevo régimen u orden político?

 

David Brooks, columnista republicano, en el NYTimes afirma: “Trump el anti-institucionalista está creando una monarquía electoral, un sistema en el cual todo el poder está personalizado y centrado en sus manos. Esta es una receta para que fluya la desinformación, la corrupción, la inestabilidad y la impotencia administrativa.” El internacionalista argentino, que vivió en Colombia, Juan Gabriel Tokatlian, habla de una “internacional reaccionaria”. También se le ha denominado “proteccionismo republicano”, Carmelo Mesa-Lago et al., en The Economist lo denomina  “nuevo Imperialismo” y el expresidente Joe Biden, en su discurso de despedida, advirtió: “Se está conformando una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia”.  

 

Bibliografía


  1. Emmanuel Todd. La Derrota de Occidente, 2024. 
  2. Varios. Estados Unidos contra el Mundo: Trump y la nueva geopolítica.
  3. Silvia Núñez (editora) La Presidencia de Donald Trump Contingencia y Conflicto Universidad Nacional Autónoma de Méjico. Centro de Investigaciones sobre América del Norte, 2018.
  4. Gary Gerstle. Auge y Caída del Orden Neoliberal. La historia del Mundo en la era del libre mercado. 2023. 
  5. Daniel Yergin. The New Map: Energy, Climate, and the Clash of Nations.2021.  
  6. Informe de la UNCTAD 2024.
  7. Francisco Rodríguez Jiménez, Carmelo Mesa-Lago, Pablo Pardo. Trump. Breve historia de una presidencia singular,  2022. 
  8. Byung-Chul Han. Infocracia. La digitalización y la crisis de la Democracia,  2022. 
  9. Informe de Comercio y Desarrollo de la Unctad 2024. 
  10. William I. Robinson. Mano Dura: El Estado Policial Global, los nuevos fascismos y el capitalismo del siglo XXI. Errata naturae, 2023. 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 22 de febrero de 2025

Significado y perspectivas de Donald Trump, Primera parte




 

MAGA -Make America Great Again- Hacer a EEUU grande otra vez, ¿Qué significa este eslogan de campaña y movimiento y coalición electoral, acaso Estados Unidos está en declive como sostiene Trump? ¿Por qué ganó Donald Trump y qué implicaciones tiene el unilateralismo de America First? ¿Cuál es el contexto económico  y político en el que surge Trump?¿por qué no ganó la demócrata Harris? ¿Cuáles son las decisiones inaugurales del Presidente Trump?


Propuestas de campaña, triunfo y primeras hechos del segundo mandato de Donald Trump


En un país profundamente dividido, los votantes, por segunda vez, fueron seducidos por las promesas antiglobalización del magnate inmobiliario Donald Trump de: cerrar la frontera sur por cualquier medio, acusar a los migrantes como la principal amenaza para el ciudadano de a pie, resucitar la economía con aranceles al estilo decimonónico para restaurar la manufactura estadounidense y promover la retirada de las situaciones complejas internacionales con la consigna de “Estados Unidos Primero”. 


De su discurso de posesión llamó la atención lo que dijo pero también lo que no dijo, como precisó Bernie Sanders. Trump se refirió a un país con muchas grietas al cual conduciría a una nueva “edad de oro” pero sin referirse a algunos de los problemas más apremiantes. No  dijo nada sobre el complicado y costoso sistema de salud,  la crisis de vivienda o la gran desigualdad.  Tuvo a los multimillonarios de la tecnología Elon Musk y Mark Zukerberg, entre otros, sentados tras de sí, lo que significa que X hasta Facebook, privilegiarán las teorías de conspiración y la desinformación de Trump sobre los hechos y la verdad. Sobre la crisis climática sólo prometió empeorarla con el drill baby drill, perfora, perfora. En lo internacional, no se refirió a las guerras de Ucrania ni de  Gaza y tampoco mencionó  a China. Sólo habló de  Méjico y la invasión de inmigrantes por la frontera sur, a los cuales se refiere en general como criminales, y del  canal de Panamá, supuestamente controlado por los Chinos, el cual recuperaría.

 

Un artículo del NYTimes de David Brooks titulado “How Trump will Fail” 23-01-25, afirma que: “Trump parece haber encontrado todo lo que le gusta del siglo XIX: aranceles, Destino Manifiesto, expropiación de tierras a países débiles, mercantilismo, rieles, manufacturas y populismo”. Por ello reivindicó al ex presidente William McKinley y dijo en su discurso  “El espíritu de la frontera está escrito en nuestros corazones”. 


Recién posesionado, el presidente Donald Trump emitió 26 decretos ejecutivos, que coincidían con sus lemas de campaña, para: retirar nuevamente a Estados Unidos  del Acuerdo de París, de la Organización Mundial de la Salud; declarar la emergencia energética, indultar a más de 1500 asaltantes del capitolio convictos, - nunca aceptó su derrota de 2020-; declarar la emergencia nacional en la frontera con Méjico y enviar tropas allí;  acabar con la ciudadanía por nacimiento para hijos de inmigrantes; incluir a Cuba en  la lista de países que promueven el terrorismo; acabar con las políticas de equidad, diversidad e inclusión, etc. Algunas con fuertes indicios de inconstitucionalidad y profundamente antidemocráticas. De aislacionista se torna anexionista cuando anuncia que Estados Unidos volverá a apoderarse del Canal de Panamá, Groenlandia y hasta de Canadá. Además se apropia del éxito del reciente acuerdo de cese al fuego entre Hamas e Israel. 


Ya en febrero Donald Trump ordena aranceles para Méjico y Canadá del 25% y para  China del 10% y anuncia aranceles recíprocos para la Unión Europea.  Coloca nuevamente aranceles del 25% al aluminio y al acero y a los automóviles, farmacéuticos y microchips. Cada impuesto a las importaciones es un impuesto a las exportaciones, es decir, si Estados Unidos  le coloca un arancel a la cerveza mejicana Modelo, Méjico le coloca otro a la cebada proveniente de Estados Unidos. Habrá retaliaciones y una guerra comercial. Más recientemente, Trump fija su posición frente a Gaza luego de reunirse con Netanyahu, diciendo que Estados Unidos se tomaría a la Franja de Gaza, luego de desplazar a sus habitantes, para construir lo que sería la “Riviera Oriental” de  Oriente Próximo, algo inaceptable desde todo punto de vista. Sanciona a la Corte Penal Internacional por investigar y perseguir a Netanyahu. 


No es difícil caracterizar a Trump como personaje. Ha dado muestras de ser: autoritario, narcisista, misógino, demagogo, xenófobo, mentiroso (peor aún, no le importa la verad), depredador sexual, desfalcador del fisco, irrespetuoso de la ley, corrupto y convicto -de 34 cargos-, revanchista,  entre otras cosas. Algunos lo tildan de fascista. Por sobre todo tiene un estilo personalista agresivo que genera antagonismo de personas, grupos sociales y protagonistas de la política nacional e internacional pero que logra con ello atrapar la atención de los medios. Trump domina la escena, las redes sociales y es un mago de la comunicación directa con  las masas y por sobre todo con  su movimiento MAGA, un eslogan que en plata blanca significa que Estados Unidos actúe como él quiere. FOX News, que ayudó a transformar al partido Republicano al trumpismo, fue clave en su triunfo electoral. Muy propio de Trump fue la emisión de sendas criptomonedas personales de Trump y su mujer para inaugurar su gobierno y apuntalar sus negocios.  


La agresividad y el unilateralismo de Donad Trump, no debe confundirse con el realismo político,  una corriente de pensamiento que analiza la política y las relaciones internacionales, con  base en la idea de que el poder es el factor fundamental para la subsistencia y la hegemonía política, como lo asegura uno de sus más destacados representantes, John J. Mearsheimer. 


Marine Le Pen en Francia, Nigel Farage -líder del Brexit-, Beppe Grillo en Italia y Viktor Orban en Hungría lo precedieron como líderes populistas de derecha. Como ocurre  con su proteccionismo, el etnonacionalismo de Trump se enmarca en una tendencia mundial autorcrática y reaccionaria. De Latinoamérica, Nayib Buckele y Javier Milei son los preferidos del presidente Trump. 


Todo lo anterior,  lleva a pensar que privilegiará el poder duro frente al blando y que  sus decisiones serán erráticas, más ambiciosas, peligrosas y corruptas.


Algunos factores favorecen a Donald Trump en esta segunda elección, pero operan en detrimento de la democracia y el Estado de Derecho. Está ejecutando sus promesas, lo que le da legitimidad, pero mediante decretos ejecutivas y no mediante leyes en el Congreso, lo que las haría más permanentes.  Ganó tanto en el Colegio Electoral como el voto popular, éste último por un pequeño margen.  Gana control de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, que estarán en manos conservadora debilitando los contrapesos. Aunque tiene la mayoría en el Congreso la Cámara la ganaron los Republicanos por un margen estrecho; requeriría acuerdos con los Demócratas. La Corte Suprema, que tiene seis magistrados conservadores y tres liberales, ha venido fortaleciendo los poderes presidenciales. En Estados Unidos no hay control constitucional, no obstante, algunos decretos u órdenes ejecutivas vienen siendo demandadas por los jueces, pero lleva tiempo. Ahora controla tanto a los miembros populistas como a los conservadores del partido Republicano. El partido Demócrata y la oposición de los progresistas y liberales se encuentran debilitados y a la defensiva.  Tiene una sólida y ferviente base electoral pero el el 48.3% del electorado no votó por Donald Trump.


La América Profunda y el movimiento MAGA - Make America Great Again- 


A Trump lo eligieron el 42% de las mujeres blancas, el 58% de los hombres blancos educados, el 29% de los latinos y el 41% de los independientes. El voto popular lo ganó por el 1,5% de los votas. 


Base social de Maga: Hogares con rentas entre 30.000 y 50.000 dólares al año, así como entre 50.000 y 100.000 dólares, votaron por Trump, los llamados cuellos rojos red necks de los estados rurales, los llamados Hillbillies, habitantes de la región montañosa de los Apalaches,  las iglesias cristinas derechistas, grupos blancos supremacistas, los trabajadores informales de la economía gig o cuenta propia y los hispanos en los Estados visagra, los swing voters atraídos por las promesas populistas de Trump. El vicepresidente JD Vance es de Ohio, que junto con Nueva York, Pensilvania, Michigan, Indianápolis, Illinois y Wisconsin conforman  el Rust-Belt, cinturón del óxido, donde más se han perdido empleos manufactureros. 


Los indicadores económicos que dejó Joe Biden en 2024 son buenos, aunque la gente perciba lo contrario, así como los que le dejó Obama en 2016. La producción de energía está creciendo como nunca. El sector manufacturero tiene más empleos que desde la época de Bush. Las muertes por sobredosis han caído. La inflación que fue muy alta en los primeros dos años por la pandemia ha bajado.

  • 16 millones de nuevos puestos de trabajo durante su administración
  • 4,1% tasa actual de desempleo
  • 2,4% tasa de inflación en los últimos 12 meses
  • 4,6% aumento salarial en los últimos 12 meses

El ex presidente Joe Biden demostró un gran entendimiento del momento político. No dijo explícitamente en 2021, al asumir el poder, que el orden neoliberal se estaba desmoronando, pero había llegado a la conclusión de que una era de política estadounidense había llegado a su fin. Véase discurso de Blinken sobre la Nueva Era. 


Su gobierno trazó un nuevo camino económico para los Demócratas al ponerse del lado de la clase trabajadora e introducir una amplia gama de políticas industriales, relocalizar las cadenas de suministro y promover la transición verde. Pero electoralmente no funcionó. Una posibilidad, la menos discutida, según el profesor Dani Rodrik de Harvard, en su artículo “Why Bidenomics did not deliver at the polls”, Project Syndicate, es que la Bideneconomía fuera un populismo económico del tipo equivocado. Al centrarse en la industria manufacturera, el poder sindical y las organizaciones de trabajadores al viejo estilo, prestó muy poca atención a la estructura cambiante de la economía y a la naturaleza de la nueva clase trabajadora. En una economía donde sólo el 8% de los trabajadores están empleados en la industria manufacturera, restaurarla suena poco realista, porque no se alinea con las aspiraciones y experiencias cotidianas de los trabajadores.


En efecto, el precariado unión de “precario” y “proletario”, término acuñado por Guy Standing, es un sector social que puede asimilarse a los cuenta propia o de pequeños contratos de la economía gig - un mercado laboral informal. Este grupo estaba experimentando la cara oscura de lo que se celebraba  como economía bajo demanda, propiciada por la revolución de las tecnologías de la información. El trabajo precario lo conforman todo tipo de categorías de empleo inestable y contingente, como el temporal y a tiempo parcial, el informal, estacional y de guardia, los contratos sin sindicación y el trabajo a destajo, es decir, los trabajadores se vuelven “flexibles”, como afirma William I. Robinson en Mano DuraEl Estado Policial Global, los nuevos fascismos y el capitalismo del sigloXXI. El hecho de que muchos jóvenes procedentes de familias acomodadas hicieran parte de este precariado reviste  importancia política porque se acerca a la clase trabajadora.  


“La proletarización espectacular de la clase trabajadora global en todo el mundo ha acelerado nuevas    oleadas de acumulación originaria, en las que miles de millones de personas han sido desplazadas, arrancadas de sus comunidades  y arrojadas a un mercado laboral global que está cada vez más saturado y desregulado”, afirma Robinson. 


Este fenómeno se da bajo una  estructura económica de un país donde alrededor del 80%  del PIB  y del empleo corresponde a servicios.  Los servicios ahora constituyen el 25% de los flujos comerciales globales brutos en detrimento de las manufacturas. La globalización ha socavado la hegemonía industrial. En 1928 las manufacturas representan el 44.8% de la producción mundial en 2019 el 16.8%. 


Tan solo el 19% de los americanos estaban contentos con el rumbo del país, según  una encuesta Gallup de septiembre de 2024,  52% de los encuestados dijeron que sus familias estaban peor que hace años. Este descontento y percepción negativa ayudó al triunfo de Trump y es un descontento mucho más profundo de lo que parece y obedece a las tendencias de crisis del Neoliberalismo y a una crisis de legitimidad.  


Para cerrar esta primera parte, el partido Demócrata y su candidata, la ex fiscal Kamala Harris, no supieron presentar una alternativa de cambio ni en lo económico ni en lo político para  los sectores populares. Los votantes no se dejaron convencer por los argumentos progresistas ni por las consignas identitarias y multiculturalistas de los liberales. Los logros del liberal demócrata Joe Biden en política interna no fueron reconocidos, primó la propaganda trumpista, y es muy criticado por los progresistas especialmente por su postura belicista de apoyo incondicional a Netanyahu y a la guerra de Ucrania. Estados Unidos ha destinado al menos 17.000 millones de dólares en ayuda militar a Israel, el mayor desembolso realizado desde que comenzó su programa de asistencia militar a Israel en 1959. 

 

lunes, 22 de abril de 2024

Presentación del libro Transición Energética.Necesidad, Negocio y Utopía


 

El libro, Transición Energética, necesidad, negocio y utopía de Aurelio Suárez y Juan Antonio Escobar, consta de tres capítulos, bajo un esquema de preguntas y respuestas: el primero, sobre la necesidad, hace un diagnóstico sobre la crisis climática  y todas sus expresiones como el incremento de los gases de efecto invernadero y los daños que causa a la humanidad y al planeta. El segundo,  sobre el negocio, ilustra cómo dicha transición, con base  en las nuevas economías verdes o limpias, está permeada por el capital financiero (unión del capital bancario con el industrial) y el tercero,  sobre la  utopía, se centra en los obstáculos políticos, económicos y tecnológicos que impiden que las metas propuestas por el Acuerdo de París de 2015 se cumplan a cabalidad.  

La desigualdad en la transición energética 


La desigualdad entre las naciones y las poblaciones frente a la crisis  climática,  en sus causas, sus efectos  y  posibles soluciones,   es una preocupación y un concepto implícito en los tres capítulos.  
 
El Acuerdo de París de 2015 - hay un antes y un después del Acuerdo de París-   planteó unas metas a 159 naciones que lo ratificaron para cambiar el mundo de hoy, cuya energía depende del petróleo, el gas natural y el carbón en un 80%, hacia un mundo que opere cada vez más  con recursos renovables, como la energía solar y la eólica, los preferidos para descarbonizar la electricidad.  
 
No todos los países contaminan por igual, lo hacen más China, Estados Unidos y los  7 países más desarrollados del G20, con un 55% del total mundial de emisiones de gases de efecto invernadero, que los países subdesarrollados. Estados Unidos contribuye con 13.50% de las emisiones de CO2, Colombia con un 0,53%, no obstante, su emisión de metano y óxido nitroso, por la actividad agropecuaria, está por encima del promedio mundial. Los daños ambientales de la crisis climática afectan mayormente a los países tropicales tales como Puerto Rico, Myanmar, Haiti, Filipinas, principalmente con eventos climáticos extremos, elevación del nivel del mar, menor disponibilidad del agua, desertificación, deforestación, desplazados climáticos, pérdida de selva tropical,  como en el caso de Colombia,  donde la temperatura media en el último medio siglo ha aumentado 0,3ºC y la de la tierra 1,2º C desde finales del S. XIX.     
 
De allí que los autores sostengan que “Equiparar las responsabilidades entres países no es justo”.  Esto lo corrobora Daniel Yergin, autoridad mundial en energía, política internacional y economía, cuando dice: “La transición energética significa distintas cosas para naciones distintas especialmente en el mundo en desarrollo. Mil millones de personas en el mundo no tienen acceso a la electricidad y tres mil millones no tienen acceso a combustibles limpios para cocinar, (…) poniendo en riesgo su salud.” (The New Map: Energy, Climate and clash of Nations, 2020) Por eso las tareas de mitigación y adaptación del cambio climático no pueden ser las mismas para Alemania o Los País Bajos, que para  un país como Colombia. La prioridad colombiana es la adaptación, como afirma el exministro Manuel Rodríguez, entendida como el manejo sostenible de los ecosistemas naturales y no la mitigación. Como dice Aurelio para Colombia: “No está claro el camino hacia un balance económico sin explotación ni exportación de petróleo, gas y carbón”. P.51
 
Y, así como los combustibles fósiles trazaron un mapa y unos conflictos,  asímismo, la nueva industria de los carros eléctricos - un negocio de 289 mil millones en 2022-, y la de los paneles solares y la eólica, están determinanado un nuevo mapa geopolítico, nuevas tensiones y conflictos, muchos impredecibles, en un contexto social y político específico, a saber:  “El proyecto económico global, frente a la crisis climática, se desarrolla en una economía mundial en la que predomina el capital financiero especulativo-rentista, en ciclos inestables de crecimiento del producto y con una tendencia a decrecer en la tasa de ganancia”. P. 72 
 
El costo de la transición energética es muy alto y el 90 por ciento del financiamiento climático se destina a acciones de mitigación, léase automóviles eléctricos, energía solar y eólica que brindan mejores retornos financieros;  P. 74 en un intento por reanimar y dar nuevo impulso a la economía mundial. Aseguran que:  “se está transitando hacia un modelo de privatización energética de grandes proporciones”. P. 201. 
 
El libro muestra la inversión de los principales fondos de inversión financiera en las compañías de negocios verdes y los mercados de carbono, creados en 2005 por el Protocolo de Kioto, y siembra un manto de duda sobre éstos, con base en una investigación hecha por The Guardian. En el caso colombiano,  analiza  los parques solares de Ecopetrol, los eólicos en la Guajira y la producción y exportación de hidrógeno verde, una energía limpia con base en el agua y el viento, todo lo cual está manejado por compañías extranjeras.   
 
Colombia cuenta con Un Plan Energético Nacional y un Plan Nacional de Negocios Verdes ambos de 2020. Los negocios se enmarcan en la globalización financiera y las tendencias mundiales tales como hidrógeno verde o azul, bioenergía, ganadería sostenible, reciclaje, turismo de naturaleza, economía forestal, entre otros, los cuales  cuentan con beneficios tributarios.  

 ¿Es el  fin del petróleo? 


¿Se podrá cumplir con la meta principal del Acuerdo de París, de reducir la temperatura media mundial por debajo de los 2ºC mediante la reducción de emisiones de CO2 en 45% antes del 2030 respecto a las de 2010, hasta lograr la neutralidad de carbono en 2050?
 
La respuesta que dan los autores es bastante pesimista. Citan al científico checo-canadiense y experto en estos temas Vaclav Smil, quien prevé que los combustibles fósiles representarán el 56% de la demanda de energía primaria mundial en 2040. Y en el Informe sobre la Brecha de Emisiones de 2021 de la ONU, de los 9 países estudiados, ninguno presenta una trayectoria acelerada hacia el cero neto de emisiones. 
 
Me llamó la atención también una gráfica que muestra como “en 2015 eran mayores las inversiones en los combustibles fósiles, entre 2016 y 2018 se equipararon con las de  energía limpia y de 2019 en adelante las de transición energética empezaron a crecer por encima, tanto que en 2023 la diferencia a su favor se calcula en casi 700 mil millones de dólares”. P. 80 A  lo anterior  se suma el hecho de que se han producido grandes descensos sostenidos en los costos unitarios de la energía solar, eólica y baterías de litio entre 2010 y 2019.P. 58
 
Los autores estiman que el pico de la producción de petróleo puede llegar hacia 2040. Daniel Yergin (The New Map,2020, P. 418.) plantea que los 100 millones de barriles de consumo diario, antes de la pandemia, serán unos 113 millones en 2050. Ciertamente, no será el fin del petróleo. Y aún si las políticas climáticas se vuelven más agresivas, el consumo caerá a unos 60 a 80 millones de barriles por día. Y luego de llegado al pico máximo, advierte que el declive no será abrupto sino gradual.  En contraste, la demanda de gas natural será 60% más alta en 2050 de la de hoy. Así como  las predicciones pesimistas de Malthus y Ricardo no se cumplieron, así parece que habrá petróleo para rato, pero ¿cuál  será la rentabilidad del negocio en el futuro?
 
Desde la crisis energética de 1970, se creyó que Estados Unidos se había vuelto vulnerable por su dependencia de las importaciones de petróleo y gas. Hoy es el principal productor y exportador de ambos, seguido de Rusia y Arabia Saudita. El gas y el petróleo de esquisto constituyen,  según Daniel Yergin, la innovación energética del siglo XXI. La energía solar -líder de la economía limpia-,  y la del viento fueron ambas innovaciones de los setentas y ochentas, respectivamente,  pero sólo se hicieron realidad hace una década. 
 
Ben Bernanke, exdirector de la Reserva Federal,  describió en 2014  la revolución del esquisto (léase fracking), -ya en declive- “Como el desarrollo más beneficioso en la economía americana desde la crisis financiera de 2008-2009”. Tan es así que la inversión en petróleo y gas, luego de la gran recesión, representó dos terceras partes de la inversión neta industrial de Estados Unidos, creó 12.3 millones de empleos, hasta se habla de un “renacer manufacturero”, todo lo cual mejora dramáticamente la posición competitiva de Estados Unidos en la economía mundial, asegura  Yergin. Otra innovación clave ha sido la del Gas Natural Licuado, del cual se ha beneficiado principalmente Qatar.  
 
Aurelio y Juan Antonio señalan que dentro de las limitaciones de la energía solar y la eólica están su intermitencia y su naturaleza difusa. Tanto para la tecnología verde, como para  la electrónica moderna, los muy escasos metales raros, son esenciales por sus extraordinarias propiedades. Su extracción, sin embargo, es un proceso complicado que utiliza mucha agua y altamente contaminante. Tanto en China, donde  se concentra la mayor parte de las reservas conocidas de tierras raras, como en otros países subdesarrollados, como la República Democrática del Congo poseedora del 65% del cobalto, caso que ilustra el libro, la explotación se hace en condiciones onerosas para la población. (Véase el libro de Guillaum Pitron: La guerra de los metales raros. La cara oculta de la transición energética y digital, 2019). 
 
En cuanto al futuro: ni catastrofismo, ni Edén energético; ni crecimiento cero, ni fin del mundo sin la transición energética, aseguran los autores.  

Economía abierta, democracia, justicia social y ambiental, nuevos indicadores


El mundo económico no es un universo cerrado y autónomo, ni está gobernado por leyes desconectadas de la vida social y biológica. La economía es abierta e interdependiente por lo que hay que pensar  en ella en términos de desarrollo humano. 
 
El Informe Brundtland de las Naciones Unidas de 1987 definió el desarrollo sostenible como uno que responde a una exigencia de justicia en el presente y también en el futuro. El vínculo entre la democracia y la ecología es sencillamente esencial. Según Amartya Sen, la democracia tiene por ejemplo un papel protector contra los efectos de las catástrofes naturales: nunca hay hambruna en un país que respete las reglas democráticas y el multipartidismo, añade Éloi Laurent y Jean -Paul Fitoussi (La Nueva Ecología Política. Economía y Desarrollo Humano, 2011, P. 87). Así, la solución del problema ecológico no exige el fin del crecimiento y de los niveles de vida sino la disminución de las desigualdades. P. 96. 
 
William Norhaus y James Tobin sugirieron por primera vez, a principios de los setentas,  que la estrecha visión del crecimiento  como simple crecimiento del Producto Interno Bruto, PIB,  había quedado obsoleto.  El enfoque unilateral centrado en el crecimiento no nos deja resolver los dos grandes retos del siglo XXI: la degradación ambiental y el aumento de la desigualdad. El mismo Simon Kuznets en 1934, cuando planteó el PIB, aclaró: “Las metas del crecimiento deberían especificar ‘más crecimiento de qué y para qué’. Más de 8 décadas después podríamos precisar esta advertencia: “más crecimiento de qué y para quiénes”, y más aún cuando tenemos tan apremiantes problemas políticos y despiadadas guerras.
 
En 1990 nacieron tres indicadores: El Índice de Desarrollo Humano, cuyos parámetros son la esperanza de vida, la educación y el ingreso,  el  género - que agrega las desigualdades entre hombres y mujeres-  y el Índice de Pobreza Humana, que no mide la pobreza de forma monetaria. Éloi Laurent en su libro, Measuring Tomorrow, resilience and sustainability in the XXI century, 2017, plantea tres indicadores fundamentales para una democracia: bienestar, que tiene que ver con el desarrollo humano; resiliencia, relacionado con la resistencia a los shocks y crisis y, sustentabilidad, o la preocupación por  el futuro. Mejorar la reflexión y los instrumentos que miden el desarrollo es una tarea necesaria y urgente para construir una nueva ecología política.  
 
En conclusión, estamos ante  un libro que hace grandes aportes analíticos, imprescindible para entender la transición energética porque aterriza el debate sobre la crisis climática y sus soluciones en la realidad mundial y nacional, en un momento de álgido debate sobre el tema en el país. Fue un verdadero honor presentar este libro en compañía del exministro Manuel Rodríguez Becerra. 
 
 

sábado, 12 de febrero de 2022

La parálisis en el comercio y la producción: corto circuito o colapso del capitalismo global



La promoción sin medida de los  intercambios globales de bienes, servicios y capitales sobre aquellos de carácter nacional o regional junto al libre comercio han sido  objetivos fundamentales de la globalización neoliberal. “Esta interconexión máxima del mundo parecía que nos daba mucha resiliencia y mucha capacidad de adaptación, pero lo que estamos viviendo ahora demuestra más bien todo lo contrario”, afirma el investigador y activista español Luis González Reyes, miembro de Ecologistas en Acción y autor del libro La Espiral de la Energía en una entrevista.  

La pandemia activó el efecto dominó sacando a la luz las falencias más profundas del sistema global, ahora la mayoría de países están adoptando medidas que frenan la globalización por razones de seguridad nacional y el proteccionismo está en la mira. La combinación de cierres intermitentes en fábricas, puertos y almacenes en todo el mundo y la creciente demanda ha desquiciado el sistema de suministro global. Los costos de transporte se han disparado, y los puertos y almacenes han experimentado acumulaciones de mercancías que esperan para ser enviadas a otro lugar, mientras que en otras partes de la cadena de suministro se ven obstaculizadas por la escasez.

El artículo How the Supply Chain Crisis Unfolded  publicado en The New York Times describe bien como  se desató la crisis de los suministros. Esta se inició con un bajón de la producción en razón de los confinamientos y restricciones ordenadas por los gobiernos para contener  el coronavirus que resultó en despidos masivos de trabajadores. Con menos mercancías y menos salarios pagados, las empresas manufactureras y las compañías navieras asumieron que la demanda decrecería lo cual no ocurrió. Simplemente los consumidores empezaron a comprar por Internet más bienes durables en lugar de gastar en entretenimiento y restaurantes. Y en el caso de Estados Unidos  y Europa los cuantiosos paquetes de estímulos y los  cheques pagados a los hogares hicieron que efectivamente creciera la demanda de manera que se saturaron sus puertos y se incrementaron  los fletes marítimos. 

Al mismo tiempo se desencadenó  la crisis de los contenedores. China, que además de ser el principal productor de mascarillas y batas y otros implementos de protección sanitaria, alberga un tercio de la producción manufacturera global, se dedicó a distribuir en sus buques  de carga equipos de protección en todo el mundo quedándose cortos de contenedores. 

Los contenedores no reclamados se apilaron en varios puertos del mundo  por falta de conductores de camiones. Ello está causando que los grandes almacenes se encuentren vacíos, pero más aún sin poder tener una fecha de cuándo recibirán sus próximos pedidos y abastecer a la demanda, llevando a las  tasas de inventario más bajos de la historia. 

Los empleadores  empezaron a encontrar dificultades para contratar personal. Pero algo sorprendente es que muchos trabajadores están renunciando o son reacios a regresar a sus trabajos anteriores y seguir tolerando malas condiciones laborales como lo indica  Paul Krugman en el artículo  The Revolt of the American Worker 

De manera que la escasez de una cosa resultó en la escasez de otra. Así, la falta de chips semiconductores resultó en la reducción de la producción de computadores, carros y dispositivos médicos y electrónicos. La falta de materias primas y componentes básicos se extiende a todos los sectores y va mucho más allá de los chips semiconductores.

La especialización y el modelo basado en el outsourcing o tercerización colapsaron. “Existe una gran especialización territorial en distintas producciones y cuando sobre esos territorios se producen situaciones específicas de imposibilidad de aumento de la oferta esto arrastra a todo lo demás”, explica González Reyes.  Una computadora ensamblada en China puede requerir un chip fabricado en Taiwán o Malasia, una pantalla plana de Corea del Sur y docenas de otros dispositivos electrónicos extraídos de todo el mundo, que requieren productos químicos especializados de otras partes de China o Europa, de manera que recomponer la cadena de producción no es tan fácil.

Bajo el modelo de manufactura just in time o justo a tiempo, las fábricas almacenan la menor cantidad posible de materias primas y piezas, es decir, mantienen inventarios ajustados.  Durante años algunos expertos han advertido que la economía global depende demasiado de la producción ajustada y de fábricas lejanas, expuestas a shocks externos como el inusitado crecimiento de la demanda.

Ahora hay consenso en que las empresas y gobiernos priorizarán la seguridad y la accesibilidad en los suministros frente a los costes. Es decir unas de cadenas de suministro más cortas, menos complejas y menos concentradas.

 “Pero es la crisis energética la que se dibuja como el mayor peligro para la economía y la estabilidad del mundo postcovid. En un año, el precio del gas se ha multiplicado por cinco, el del petróleo se ha duplicado y el precio del carbón ha alcanzado el nivel más alto de los últimos 13 años”, asegura Luis González Reyes. 

El aumento del precio de la energía y otros materiales se ha trasladado rápidamente a toda la economía y se ha traducido en índices de inflación que no se veían desde hace décadas en todos los países. 

El Fondo Monetario Internacional en su último Informe Económico Mundial, anunció que la desaceleración en las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China, será  mayor de lo esperado en 2022, arrastrando la producción en todos los continentes y reduciendo el crecimiento global.  ¿Estamos ante un escenario de estanflación? Entretanto los economistas no se ponen de acuerdo sobre el boom  económico  estadounidense o sobre cómo manejar la inflación. 

La manera sobre cómo se desenvolverá en el mediano y largo plazo este shock de la oferta con inflación donde unos factores se refuerzan con otros es incierta y seguramente traerá muchos traumatismos, puede tener implicaciones en la forma como está organizado el capitalismo actual. 

González Reyes sostiene que: "Ya no volverá la estabilidad y tranquilidad del siglo XX”(...)“Más allá de que algunos de estos acontecimientos impredecibles y “que antes parecían imposibles” sean más o menos coyunturales, hay algo que ha llegado para quedarse. Yo no diría que va a acabar con el capitalismo, pero a lo mejor sí con el capitalismo global".