Historias de la realidad o la realidad de las historias

viernes, 29 de abril de 2016

Crisis global: fin del boom de los commodities y fuga de capitales



Los países exportadores de materias primas enfrentan el fin de los altos precios de los commodities y una desaceleración económica mundial que ha implicado la reversión de los flujos de capital que antes habían llegado a raudales. La inversión extranjera se había dirigido en masa durante años a los mercados emergentes para beneficiarse de su mayor ritmo de crecimiento, pero al estancarse China, Rusia y otros países emergentes frente a Estados Unidos y Europa, el dinero salió en dirección opuesta. Así lo confirma el FMI en un estudio sobre las perspectivas de la economía mundial. La Reserva Federal estadounidense elevó en diciembre de 2015 su tasa de referencia en un cuarto de punto, su primer movimiento en siete años, lo cual también contribuyó a la volatilidad financiera global.

La globalización funciona así: impulsa burbujas que luego revientan con nefastas consecuencias sociales y económicas, gracias al libre flujo de capitales de la ortodoxia neoliberal. Con diferentes matices y tiempos de implementación, la mayor parte de los países emergentes y en desarrollo avanzó hacia procesos de privatización de empresas públicas, apertura comercial, liberalización de los flujos financieros, y en la especialización en la producción y exportación de commodities, a partir de lo cual se produjo una importante afluencia de capitales por un tiempo creando una falsa idea de bienestar y crecimiento sostenido.

Es así como América Latina creó una fuerte dependencia económica en los últimos 30 años de la exportación de energía, metales, productos agropecuarios y otros commodities. Con la caída en un 60% de los precios del petróleo desde mediados de 2014, el modelo de crecimiento basado en este tipo de exportaciones ha demostrado sus límites y ahora las economías enfrentan dificultades y la inversión extranjera empieza a retroceder. En efecto, el crecimiento económico de América Latina en 2016 va a ser nulo, según afirma el Banco Mundial (BM) en su informe de Perspectivas Económicas Mundiales.

Como explicación el Banco Mundial menciona: en primer lugar, la debilidad del crecimiento mundial, que ha repercutido en los flujos comerciales de la zona y, en segundo, por la fortaleza del dólar y la anticipación de la subida de las tasas de interés en Estados Unidos. En efecto, los saldos de cuenta corriente de los exportadores de materias primas se han deteriorado y, dada la salida neta de capitales de muchas economías dependientes de materias primas, los países se han visto obligados bien a utilizar sus reservas internacionales, o bien a recortar las importaciones y a mantener un ritmo sostenido de depreciación de sus monedas frente al dólar.

Dice el premio Nobel Joseph Stiglitz en un artículo publicado en El Espectador que:  “Durante el período 2009-2014, los países en desarrollo recibieron colectivamente una entrada neta de capital de US$2,2 millones de millones, en parte debido a la flexibilización cuantitativa en las economías avanzadas, que empujó a sus tasas de interés a situarse cerca de cero”. Y agrega “Sin embargo, los flujos de capital ahora se están revirtiendo, tornándose negativos por primera vez desde 2006 y superando, en 2015, un nivel de salidas netas desde los países en desarrollo del orden de los US$600 mil millones –más de una cuarta parte de las flujos de entrada que recibieron durante los seis años anteriores”.

Stiglitz señala que:
 “Las salidas de capital afectarán negativamente los precios de sus acciones, empujarán hacia arriba sus ratios deuda-capital, aumentarán la probabilidad de moratorias. El problema es especialmente grave en los países en desarrollo exportadores de materias primas, donde las empresas se endeudaron extensivamente, esperando que los altos precios de las materias primas persistieran”

En abril el Fondo Monetario Internacional, rebajó por cuarta vez en el año sus previsiones de crecimiento de la economía mundial a 3,2%, por el desaceleramiento de la economía China y los bajos precios de las materias primas. Hay que recordar que China se convirtió en el mayor consumidor de materias primas del mundo, acaparando el 60% de la producción mundial de hierro, el 42% de la de níquel, el 30% de la de soya, el 23% de la de maíz y en torno a un 11% de la producción a mundial de petróleo. China dejó de consumir, frenó de manera abrupta la importación de commodities y América Latina se estremeció, sus monedas cayeron y sus economías se debilitaron, es por ello que varias agencias calificadoras e instituciones como la Cepal o el Banco Mundial, ahora aconsejan el cambio de modelos económicos netamente apoyados en las materias primas a modelos de economías mixtas más fortalecidos ante las idas y venidas de los mercados y se habla de controles de capital selectivos. Esto resulta irónico puesto que fueron las Instituciones Financieras Internacionales las que impulsaron las reformas estructurales neoliberales que condujeron a este desastre.

Pero la caída de la bolsa china y el recorte del crecimiento del PIB del país, puso de manifiesto que el nerviosismo de los mercados está para quedarse. La ONU enumera 29 economías que probablemente se verán gravemente afectadas por la desaceleración de China. Lo que estamos viendo es la implosión de las burbujas que se hincharon como parte de los excesos financieros sin precedente en el período de la euforia y el descontrol.

Sin un cambio de tendencia en los motores fundamentales del crecimiento, el cual requeriría reformas estructurales significativas, los mercados emergentes seguirán vulnerables a choques externos, particularmente a una repentina fortaleza del dólar si la Reserva Federal eleva sus tasas de interés más rápido de lo que los mercados lo tienen contemplado.

Desde el punto de vista de la distribución del ingreso, es evidente su carácter regresivo de la fuga de capitales. Ello se debe a que ella refuerza el desequilibrio externo, obligando al Estado a intensificar la presión fiscal sobre los sectores menos afectados de la economía para poder atender los servicios de la deuda. Asimismo, la fuga de capitales resta recursos que hubiesen podido contribuir a incrementar los niveles de inversión de la economía y reforzar el crecimiento.




sábado, 23 de abril de 2016

Colombia, fracturada por la violencia criminal



La sociedad colombiana está fracturada no solamente porque es difícil lograr consensos en torno a temas fundamentales al carecer de un tejido social fuerte, una clase obrera numerosa y unos partidos políticos mayoritarios sino principalmente por la violencia política que siempre ha estado presente y por las redes criminales ahora llamadas bacrim, que ya no son grupos de autodefensa ni contrainsurgentes pero que en algunos casos tienen mando y jerarquía militar. La violencia política de los alzados en armas también se envilece al incurrir en actividades propias del crimen organizado, principalmente el narcotráfico, la extorsión y el secuestro.



Es evidente, en el caso colombiano, que cuando termina una guerra, empiezan otras en ciclos consecutivos de violencia criminal. Unas violencias traen otras, lo cual indica que hay factores estructurales para que el proceso se repita, aún cuando cambiando de formas: guerrillas, paramilitares, bandas y redes criminales. Hay, por ejemplo, disidentes, rearmados y bandas emergentes, surgidos del proceso de desmovilización de los grupos paramilitares de 2003/2006. Y unos se relacionan y entrelazan con otros en complejas estructuras criminales descentralizadas, regionalizadas y transnacionalizadas.



Algunos factores incidentes en la reproducción de redes criminales tienen que ver con la globalización y sus secuelas. Por ejemplo, la gran concentración de la tierra y la expulsión de una mano de obra flotante que nunca encontró trabajo en las ciudades por la falta de desarrollo industrial, constituye la base social tanto de los grupos armados como de la economía de la droga. El paso de una economía basada en el café y la agricultura a una economía anclada no en la industria sino en la minería, los recursos energéticos y la coca, ha facilitado la expansión de los actores armados abriéndoles nuevas oportunidades de financiación a través de recursos fuertemente vinculados a la economía global.



Es un hecho que la expansión del negocio de la coca, en pleno auge de la liberalización comercial, brindó nuevas fuentes de financiación a los distintos actores armados y delincuenciales. Las FARC, por ejemplo, encontraron un nuevo combustible para su economía de guerra, a través de la imposición de tributos sobre un 80% de las actividades relacionadas con la producción y exportación de cocaína, llegando a obtener alrededor de US$ 140 millones provenientes de esas extorsiones. Hoy las ganancias por la cocaína han declinado y el mando del negocio lo tienen los carteles mexicanos, especializados en el tráfico y distribución al consumidor final, teniendo las redes del crimen que buscar nuevas fuentes de ingreso sin que ello signifique que los cultivos de coca hayan disminuido; por el contrario, Colombia vuelve a ser el primer productor de hoja de coca en el mundo.



La minería ilegal, mediante la explotación directa de oro y la extorsión a los dueños de minas ilegales que no están a cargo de las bandas criminales, se convirtió en fuente de financiación debido a los altos precios del oro en el mercado internacional, además que los delitos por minería ilegal, a diferencia de los relacionados con el narcotráfico, no son castigados de manera severa por la ley colombiana.



Adicionalmente, las nuevas tecnologías de la comunicación, la información y el transporte facilitan la internacionalización de las actividades ilícitas a gran escala, brindando un escenario ideal para el establecimiento de redes transnacionales que permiten vincular de manera más rápida y efectiva a los distintos grupos, mafias e individuos que buscaban maximizar sus ganancias a partir de la alta rentabilidad de los negocios ilícitos como el narcotráfico, microtráfico, la trata de personas, el lavado de activos, el contrabando de gasolina, armas y bienes de consumo y actividades extorsivas, principalmente.



Otro factor incidente es la descentralización aunque no lo parezca. El Estado al descentralizar sus funciones y recursos con el objetivo de adecuarse a los requerimientos del modelo neoliberal, traslada el conflicto a una disputa por el poder local que se manifiesta en el uso de la violencia armada para apropiarse de los recursos y bienes públicos en las regiones. De allí que la extorsión sea otra de las actividades ejecutadas por las bandas emergentes y que el fenómeno de la corrupción también esté asociado con estas bandas que penetran las instancias locales y regionales y los organismos de seguridad y judicial. También se destacan las expresiones de violencia asociadas al control territorial y a la disputa por corredores de movilidad estratégicos para sus negocios ilegales. Entre estas expresiones se encuentran homicidios, masacres, asesinatos y atentados contra líderes sociales, sindicalistas y funcionarios del Estado, amenazas, restricciones a la libertad de movimiento de la población, numerosos casos de desplazamiento forzado y reclutamiento de menores.



Si bien las AUC desmovilizaron a más de 30.000 miembros, quedaron en pie o resurgieron estructuras criminales que podríamos describir como oficinas de cobro, tanto urbanas como rurales. Aunque se ha avanzado en su desmantelamiento desde 2006 cuando existían unas 33 grandes, El Minsitro Luis Carlos Villegas en un debate reciente ha indicado que existen en el país “bandas criminales” de diferentes tamaños: 3 grandes, 39 medianas y 400 que tienen entre siete y diez integrantes. Según esta información, es superior a 4.000 el número de hombres sobre las armas de estas organizaciones delictivas.



No deja de ser preocupante su avance especialmente, del denominado Clan Úsuga (también llamado Urabeños o Autodefensas Gaitanistas de Colombia). De acuerdo con la Dirección de Fiscalías contra el Crimen Organizado, esta banda tiene en sus filas a 2.650 integrantes y es catalogada por esa entidad como “la más grande organización criminal con poder de corrupción dentro de las instituciones del Estado”. Opera en 17 departamentos de la Costa Atlántica, la zona Andina, Norte de Santander y la Costa Pacífica, con redes en tres continentes y células activas en Venezuela y España. 
 


La fragmentación del crimen organizado colombiano y la naturaleza de las redes criminales hacen muy difícil para las agencias de seguridad nacionales e internacionales su desmantelamiento. Éstas ven al Estado como un obstáculo a sus actividades y no tienen problema en hacer alianzas con las FARC en ciertos territorios y circunstancias. A pesar de que de que no son contrainsurgentes, no es posible negar que el Clan Úsuga, como otros grupos, constituye una grave amenaza contra los movimientos sociales y que son contratados para perpetrar asesinatos de líderes populares. Las bandas criminales son utilizadas por agentes legales como grupos privados de seguridad, para someter organizaciones de víctimas, asesinar líderes sociales y amedrentar todo aquello que amenace el poder de las élites.



También son un amenaza para el proceso de paz con la guerrilla. Dice Eduardo Pizarro al respecto que: “Ahora que las FARC y el ELN están sentados en la mesa de negociaciones de paz temen que estos grupos copen los territorios en que actuaban y pongan en peligro su supervivencia. Es una amenaza real y que no puede ser menospreciada. Las decenas de líderes populares asesinados en los últimos meses, que las bacrim ven como una amenaza a sus intereses delictivos, son una campanada de alerta”.



También es probable que de la desmovilización de la guerrilla puedan surgir nuevas formas de criminalidad armada, ya que no hay garantía alguna de que el desarme sea total ni que los factores estructurales del crimen desaparezcan.

viernes, 15 de abril de 2016

Los paraísos fiscales y la globalización



Las jurisdicciones financieras extraterritoriales o paraísos fiscales (tax havens) son consustanciales con la globalización financiera -el libre flujo de capitales- y la ideología neoliberal, que promulga entre otras cosas que pagar impuestos es una injusticia. Acabarlos es prácticamente imposible pues su magnitud estimada es enorme y toca intereses altamente sensibles. En 2005, el Tax Justice Network estimó que los ricos del mundo poseen 11,5 billones de dólares en el mundo extraterritorial, equivalente a un tercio del PIB anual mundial. El mismo presidente Barack Obama  en un alocución con motivo del escándalo de los Panama Papers, ocasionado por las filtraciones de la firma panameña Mossak Fonseca, dice que combatirlos es muy difícil puesto que son en gran parte legales y propuso como incentivo rebajar los impuestos corporativos. Además Estados Unidos ha ejercido una actitud hipócrita frente a las medias de transparencia, exigiendo a los demás pero cumpliendo poco.



La evasión de impuestos existe desde que se inventó la tributación pero el mundo extraterritorial de la globalización neoliberal solo se desarrolla a cabalidad con la liberalización financiera y bancaria.



En la época dorada del capitalismo (1945-1975) los movimientos de capitales no impedían que los Estados manejaran sus economías de manera autónoma y que el futuro se decidiera soberanamente dentro del ámbito del Estado-nación pues había control estatal de los flujos: proteccionismo económico, aranceles, controles de cambio, regulaciones al mercado cambiario y tipos de interés. Todo lo cual implicó mejoras formidables en el bienestar de la mayoría, crecimiento de las economías, caída del desempleo y desarrollo económico.



No obstante, el sistema de Bretton Woods de cooperación internacional con estricto control de los flujos financieros se derrumbó con el fin del patrón oro en 1971 y las subsecuentes reformas estructurales. En 1974 Estados Unidos suprime todos los controles de capital y abre sus fronteras y da inicio al desarrollo de la financiación offshore por el aumento del mercado de los eurodólares. En 1979 la Reserva Federal libera los tipos de interés y comienzos de los ochenta, Reagan abandona la imposición tributaria del capital en la fuente. Le siguen Francia que reforma el mercado de valores y el Reino Unido que reforma la legislación sobre la bolsa.



Las reformas neoliberales facilitaron la movilidad internacional del capital para generar unos mercados sin fronteras, aupada por novedosos productos financieros como las permutas financieras swaps y los derivados. La banca deja de financiar la industria y el desarrollo económico y el nuevo motor de los mercados financieros es la especulación con base en el riesgo donde la mayoría de países son a la vez deudores y acreedores. Las nuevas instituciones financieras para la especulación son los fondos de altos riesgo o hedge funds y los holdings o sociedades de cartera que se ubican principalmente en paraísos offshore que tienen su mayor desarrollo a partir de los 90.



Es necesario precisar los varios papeles que juegan los paraísos fiscales en el complejo engranaje del mundo financiero global. Estas jurisdicciones se caracterizan por: guardar el secreto bancario y la falta de transparencia, el rechazo a la cooperación con otras jurisdicciones en el intercambio de datos, la posibilidad de evadir regulaciones financieras y fiscales y permitir la creación de empresas fachada sin actividades económicas sustanciales en el territorio. Los centros financieros offshore para no residentes, generalmente en moneda no local, son un dispositivo central del sistema global que aporta flexibilidad y libertad de acción a las lucrativas operaciones financieras facilitando la especulación. 

Situados en algunos países, islas y enclaves geográficos aparecen perfectamente conectados con los grandes centros como Londres, Nueva York y Zurich. Algunos estados de Estados Unidos también tienen características propias de los paraísos fiscales y algunos consideran a Estados Unidos el mejor lugar para esconder capitales. Las diez primeras jurisdicciones confidenciales son: Suiza, Hong Kong, Estados Unidos, Singapur, Islas Caimán, Luxemburgo, Líbano, Alemania, Bahrain, Los Emiratos Árabes, según la Tax Justice Network.



Los centros offshore son utilizados para actividades de evasión y fraude fiscal y planificación fiscal internacional y con actividades ilícitas de lavado o blanqueo de capitales y financiación del terrorismo. Allí los capitales acumulados legalmente se confunden con los fondos procedentes del tráfico de armas y de estupefacientes, de la extorsión y del asesinato o del comercio con seres humanos. Hoy nadie duda que estos centros se prestan al lavado o blanqueo de capitales ilícitos.



En los paraísos fiscales, también llamados jurisdicciones confidenciales, se respeta el secreto bancario, no se cobran impuestos al beneficio empresarial, las donaciones y herencias. No hay supervisión a las transacciones y por ende se carece de informaciones estadísticas precisas, sólo estimaciones. La banca extraterritorial explota con fines de lucro el regulatory arbitrage o arbitraje legislativo que son las diferencias entre legislaciones y sus resquicios, así como las diferencias de precios entre diversos mercados.



Otra actividad es la denominada protección de activos que incluye los fideicomisos y trusts tan apetecidos por personas acaudaladas. Los grandes bancos tienen bancos fantasma shell banks y bancos en paralelo o parallel banks en los paraísos fiscales. Las grandes corporaciones han creados en los últimos años filiales offshore o al contrario la empresa matriz se convierte en la filial de la ubicada offshore. Los préstamos con divisas, la emisión de valores o títulos (securitisation) son otras de las actividades que se facilitan en los bancos offshore.



El mundo extraterritorial impide la supervisión legal de los mercados financieros, aumenta la posibilidad de crisis y facilita trasladar el riesgo y los costos de los rescates financieros hacia la mayoría trabajadora. La eficiencia que reivindica es falsa porque es fraudulenta, atrae los capitales no hacia la inversión más productiva sino hacia donde le ofrecen mayor secretismo, donde las regulaciones son más laxas. Nada tiene que ver con la asignación más eficiente de capital, del que hablaba Keynes. El dinero es un fin en sí mismo.



Las consecuencias para el desarrollo son muy grandes. La era neoliberal es de crecimiento más lento y de marcadas crisis económicas, de la deuda y financieras con incidencia global, cada vez más difíciles de manejar. Y todas ellas tienen una estrecha relación con el mundo extraterritorial. En un mundo donde el capital fluye libremente hacia guaridas extraterritoriales y donde los bancos pueden crear dinero a voluntad, es prácticamente imposible que los bancos centrales controlen la base monetaria y por ende se padezcan males incontrolables.



Oxfam calcula que el dinero sacado de los países en desarrollo y depositado en los paraísos fiscales asciende a 50 mil millones de dólares al año, casi el equivalente de la ayuda global anual de la cooperación internacional.



Los paraísos fiscales corroen las bases de los sistemas fiscales incidiendo negativamente sobre la recaudación de los Estados. Ahora no solo se recauda menos sino que además cada Estado condiciona a los demás a través de sus políticas fiscales para atraer los capitales financieros, lo que desde el gobierno de Uribe se ha llamado garantizar “la confianza inversionista”. Así mientras los grandes capitales no pagan impuestos, el peso de la carga tributaria recae sobre las clases trabajadoras. Es preciso reivindicar los impuestos. Sin ellos los Estados no pueden costear las inversiones sociales para proteger a los grupos más vulnerables y pobres de la sociedad, construir las obras de infraestructura necesarias para el crecimiento económico, financiar la educación y la salud que proporcionan niveles de vida aceptables para la mayoría, entre otras inversiones estratégicas.



Las viejas Instituciones como el FMI y la OECD y las nuevas que intentan supervisar y combatir el mundo financiero extraterritorial y la evasión fiscal, tienen una labor ardua por delante, pero su accionar se limitará a intentar regular un poco este mundo opaco mas no a acabarlo pues es inherente a la globalización neoliberal.

sábado, 9 de abril de 2016

La desindustrialización prematura y sus consecuencias políticas



Que los sectores manufactureros de los países avanzados pierdan peso como generadores de empleo frente a otros sectores como los servicios cuando llegan a cierto grado de desarrollo y avance tecnológico no es un hecho sorprendente,es el resultado esperado de los cambios estructurales propios del capitalismo. Pero que los países en desarrollo de América Latina, África y parte de Asia se estén desindustrializando prematuramente -con excepción de China y los Tigres Asiáticos-, antes de lograr un ingreso per capita similar a los de los países ricos, es una verdadera calamidad. En estos países es ostensible tanto la caída del empleo sectorial respecto al empleo total como la disminución de la participación relativa de la industria en el valor agregado nacional. El economista turco de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik, analiza este fenómeno en un estudio de febrero de 2015 titulado PrematureDeindustrialization.



En los Estados Unidos, por ejemplo, la industria manufacturera empleaba menos del 3% de la fuerza de trabajo al comienzo del siglo diecinueve, luego de llegar a un pico del 25-27% en el segundo tercio del siglo veinte, la desindustrialización se instala, absorbiendo menos del 10% de la fuerza de trabajo en años recientes. Este ciclo se explica en los países ricos principalmente por el avance tecnológico en las manufacturas, pues la productividad crece más rápidamente que en otros sectores de la economía desplazando mano de obra, pero su valor agregado permanece más o menos estable.



La industrialización en Europa y Norteamérica fue determinante en la creación de Estados modernos y democracias liberales, propulsó la urbanización, el desarrollo de los estados de bienestar, la aparición de una clase obrera organizada y fuerte pero también de la clase capitalista. Ahora se ha abierto paso una sociedad postindustrial donde los sectores de servicios y financiero son los dominantes.



Dice Dani Rodrik que lo nuevo es que los países en desarrollo se están convirtiendo a los servicios sin haber atravesado por un proceso de industrialización consolidado por culpa de la globalización neoliberal:

En la medida en que los países en desarrollo se abrieron a la competencia internacional, sus sectores de manufacturas fueron golpeados por doble vía. Aquellos países que no tenían una ventaja comparativa en el sector se convirtieron en importadores netos de manufacturas, revirtiendo el largo proceso de substitución de importaciones. Al mismo tiempo, se convirtieron en “importadores” de la desindustrialización ya que la caída de los precios relativos de las manufacturas de los países avanzados empujó a la baja los precios de las manufacturas en todo el mundo, incluidos los de los países que no han tenido mayores desarrollos tecnológicos. Este resultado es consistente con la fuerte reducción de la participación sectorial en el empleo y en el valor agregado total, especialmente en las economías que no se especializan en este sector.



En efecto, la desindustrializacion del país es una constante desde los años 80, que se agudiza con la Apertura Económica de principios de los noventa - la cual  llevó al país a una recesión en 1999- y la firma de tratados de libre comercio. La relación Valor Agregado Industrial/PIB ha venido descendiendo del 24% hace tres décadas, a un 15% hace una década y a tan sólo un 9% ó 12% en dicha relación en el período 2012-2020.



En términos de generación de empleo, la industria aportaba cerca del 25% del total del empleo hace 30 años, el 23% hace diez, y actualmente el 13%, según cifras del excodirector del Banco de la República Sergio Clavijo.



El economista Eduardo Sarmiento Palacio repite como una letanía en sus columnas de El Espectador que:

"Al desmonte arancelario, se agregaron el banco central autónomo y la inversión extranjera, para inducir una estructura productiva dominada por la minería que no genera empleo, los servicios que están representados principalmente en el sector informal y la agricultura tropical que carece de demanda. El país cosecho lo que sembró. Se configuró un modelo modesto de crecimiento, elevado desempleo e informalidad y declive de los ingresos del trabajo con respecto al capital".



Actualmente, la suma de exportaciones de commodities, principalmente petróleo y de bienes agrícolas (poco elaborados), representan casi un 80% del total exportado, incluyendo el mercado de Estados Unidos. Mientras el crecimiento promedio del PIB entre 2000 y 2014 fue 4,2% anual, el PIB industrial apenas creció 0,2%, mostrando un evidente rezago, las importaciones más que duplican las exportaciones; el consumo adquirido en el exterior, es superior al valor agregado nacional. La productividad del sector no llega a la mitad de la de Estados Unidos.



La ausencia de una industria desarrollada en las sociedades como la nuestra pueden muy bien ser una fuente de inestabilidad política, estados fallidos o frágiles y regímenes populistas o dictatoriales. 

Argumenta Dani Rodrik, que la industrialización favorece la participación política. La presencia de partidos políticos fuertes y sindicatos de masas basados en la solidaridad de clase proveen un fuerte contrapeso en una democracia capitalista. 

La política se ve muy distinta si la producción urbana se organiza mayormente en torno a la informalidad, a un difuso conglomerado de pequeñas empresas y servicios. Bajo esta situación, los intereses comunes entre los grupos no elitistas son más difíciles de definir, la organización política enfrenta mayores obstáculos y las identidades personalistas y étnicas priman sobre la solidaridad de clase.



La oposición es bastante frágil y dispersa sin una clase obrera organizada según la visión marxista. Hoy día, los nuevos movimientos sociales antiglobalización son movimientos que atacan un solo problema, sin un sustento de clase. No es claro cómo pueden llenar las imaginadas comunidades étnicas, religiosas, de género, de estilo de vida y otras identidades colectivas el vacío dejado por el retroceso de las viejas ideologías de la izquierda socialista. A diferencia del pasado, donde la confrontación se daba entre el patrón y el obrero, los protagonistas de la protesta hoy vive casi en la ilegalidad, con desesperada necesidad de formas mínimas de organización. Se trata de una población compuesta por trabajadores marginados, empleados públicos cesantes, ex campesinos, informales, trabajadores por cuenta propia y desempleados.



Las élites no enfrentan actores políticos que legítimamente representen los intereses de mayorías obreras que puedan hacer compromisos reales en su nombre. La clase dirigente puede preferir, y tienen la habilidad de dividir para gobernar, de manera populista y clientelista incluso enfrentando a los grupos elitistas unos contra otros. Aunque la democracia formal existe en la mayoría de países, como nunca antes, una mirada cuidadosa, arroja constantes violaciones a los Derechos Humanos y un descontento que a menuda resulta en protestas callejeros y paros. Es decir, se pierde por completo la cohesión social.



Aunque estas son simples hipótesis, si miramos la realidad en un mundo globalizado, ella no se aleja demasiado de este diagnóstico.

viernes, 1 de abril de 2016

Cultura de masas o mainstream



La cultura de masas o mainstream es la cultura dominante que imponen las industrias culturales, creativas  y/o de contenidos siguiendo el modelo estadounidense del Entertainment de masas. Se refiere  al pensamiento, gustos o preferencias predominantes del gran público en materia de entretenimiento como contrapuesto al arte: novelas y series de televisión, Blockbusters o éxitos de taquilla cinematográficos, best sellers de fiction y nonfiction –ya no se habla de literatura-, hits de música pop, entre otros.

En lugar de ser cultura para todos, en el sentido de la vieja consigna maoista: “Por una cultura nacional, científica  y de masas”, que pretendía que la cultura revolucionaria fuera apropiada por las masas y que ahora resulta fuera de lugar, el término tiene una implicación más bien negativa  de cultura comercial o light  uniforme y estandarizada que consumimos todos hoy día y que no implican necesariamente calidad artística o un contenido valioso.

La cultura de masas globalizada es también el softpower que ejerce el complejo entramado de las industrias del espectáculo para imponer un cierto tipo de valores y gustos en las sociedades al estilo americano aún cuando su origen no sea siempre estadounidense.

Al sociólogo y periodista francés, Frédéric Martel, egresado de Science Po y de la École de Hautes Études Commerciales (HEC) de  París, le tomó cinco años para entrevistar a 1.250 protagonistas de la cultura y el negocio del espectáculo en 30 países. Nos describe en su libro Cultura Mainstream. Cómo nacen los fenómenos de masas, el negocio en Estados Unidos, pero también la geopolítica y la competencia entre bloques de poder de una multimillonaria industria en lo que Martel denomina la universalización del mainstream.

Por ejemplo, ¿Cuál es la ruta de un Blockbuster? En el nuevo Hollywood, una película es financiada por uno de los cinco estudios principales – Disney, Sony-Columbia, Universal, Warner Bros, Paramount y 20th Century Fox- asociados en la Motion Picture Association que vela por los intereses del sector en Estados Unidos y en el extranjero. Hace lobby en el Congreso norteamericano para poder exportar películas e internacionalmente para que los gobiernos liberalicen los mercados, supriman las cuotas de pantalla y suavicen la censura.

El estudio que da el visto bueno al proyecto, pero que ya no hace la película, ahora opera más como un banco que subcontrata o que hace outsourcing.  El film, bajo el control permanente de agencias de talentos remuneradas con un porcentaje de todas las transacciones, es confiado a miles de sociedades independientes: empresas de producción; start-up técnicas; pequeñas empresas especializadas en el casting, la postproducción, los efectos especiales, la creación de trailers promocionales;  agencias de comunicación  globalizadas y sociedades especializadas en la distribución de movies en distintos países.

Las agencias independientes que se ocupan de los actores, los directores, los guionistas y de todos los oficios que existen en Hollywood, representan  un sistema que opera más o menos de la misma manera en la música, la edición, la televisión  y hasta el deporte. La agencia negocia contratos de todo tipo para casi toda la producción de la película.

El guión escogido debe ser a la vez para el gran público –que gusta o atrae a las gran público o masas (crowds)- pero también nuevo y único; su argumento debe dar la impresión de tener algo “especial” y el marketing se encarga luego  de que dé  una  sensación de comodidad al espectador. Todo está dirigido  a transformar el producto en estímulos de vida apropiados para que sea un verdadero éxito comercial.

Se discuten los contenidos de los trailers y el mejor momento para el estreno. Los focus groups encargados de promocionar el film empiezan las campañas meses antes  del estreno. Hay marcas de  comestibles que se consumen en los teatros que también promocionan la película. Por último  viene el drive, que consiste en repetir incansablemente el nombre de la película y sus actores por todos los medios posibles, en campañas costosísimas.  Es difícil escapar a este asedio mediático para vender un Blockbuster tipo: Batman, Spiderman, Indiana Jones, etc.

Finalmente, un nuevo tipo de crítico cultural ha surgido.  Pauline Kael es su fiel representante, una que ya no distingue entre arte y entretenimiento y que se encarga de persuadir al público de que la cultura comercial es también buena como arte.  Como dice Martel, ella es una “elitista popular”  que “confía en el gusto de ese público” haciendo que las películas mainstream sean  “intelectualmente respetables”. Críticos como ella y Tina Brown son trendsetters o imponedoras de modas que se contraponen al crítico intelectual pues siempre le dan preponderancia lo cuantitativo frente a lo cualitativo.  

El "consumo” final del potencial blockbuster se realiza en los multicines,  otro enorme negocio que acabó con los  teatros de barrio en todo el mundo. En Estados Unidos existen 40.000 pantallas repartidas en 6.300 cines que venden  1.400 millones de entradas al año por un valor de diez mil millones de dólares, un fenómeno ahora internacional ligado a los centros comerciales, los suburbios  y al pop corn, que nació en Estados Unidos.

En fin, la cultura de masas o mainstream es por sobre todo un gran negocio.